En toda
organización hay tres aspectos que son pilares fundamentales que garantizan su
supervivencia y su prevalencia en el mercado. Hablamos de la eficiencia, la
productividad y la calidad, tres condiciones que requieren de un arduo trabajo
y dedicación.
Así
tenemos que por eficiencia entenderemos el manejo adecuado de los recursos con
que se cuenta, esto es, producir un bien o servicio utilizando para ello la
cantidad mínima requerida de los recursos. La eficiencia supone el manejar
apropiadamente los residuos o desperdicios de las materias primas, así como el
uso innecesario de mano de obra.
Una
manera de medirla se da a través establecer cuánto entra y cuánto sale. Cuánta
materia prima se usa y cuántos bienes se producen.
Su
evaluación en términos de Alta, Mediana o Baja —puede usarse también una escala
en números ordinales— se establece en comparación con un tipo de industria al
cual esta funcione o con los procesos internos que dentro de su estructura
están en los niveles bajos de la escala utilizada. Es decir, la medición de la
eficiencia depende de factores que van más allá de la propia estructura
productiva utilizada.
La
eficiencia debe ser vista y atendida dentro de un proceso concatenado de una
unidad de producción, en el que el final de una etapa significa el comienzo de
la siguiente y, por tanto, requiere alcanzar un alto nivel para que el próximo
paso inicie de manera efectiva.
La
eficiencia para ser alcanzada necesita de un alto nivel de organización de la
empresa o emprendimiento, lo cual debería ser parte esencial del plan
estratégico o del plan de negocios. De esta forma, la eficacia se convierte en
una forma de evaluar la consecución de los referidos planes.
Deducimos
entonces que la obtención de las metas equivaldría a una mayor eficacia en el
manejo de recursos.
Y
cuando hay un correcto manejo de los recursos el resultado se traduce en más
ventas, más posicionamiento en el mercado, mayor clientela. Seguramente esto
redundará en una mayor cantidad de productos o servicios para ofertar con igual
costo de producción. El resultado es una mejora en la eficiencia y más niveles
de productividad.
La
productividad es el resultado de lo planeado y lo obtenido, que puede variar
dentro de una misma empresa o emprendimiento en las distintas instancias que la
conforman. Cuando esto sucede, se deben aplicar correctivos en donde se
observan niveles más bajos de productividad.
Por
último, tenemos la calidad, una condición que no se decreta sino por la cual se
trabaja. Es consecuencia de someterse a las normas y postulados probados
internacionalmente en el mercado de alta competitividad. Es necesario ceñirse a
las técnicas de mejoramiento de procesos y del recurso humano. Igualmente hay
que tener un manejo adecuado del despilfarro, de los principios ecológicos y la
responsabilidad social.