Por Mauro Libi Crestani. La modernidad nos atrapa, la vida se hace más
compela y los retos laborales cada vez son más grandes por lo que las
exigencias se incrementan día a día. En medio de este panorama y a objeto de
que la sociedad no sucumba, es necesario conciliar la vida laboral y la
familiar. Es preciso reorganizar la estructura de las relaciones
trabajo-familia.
Es una necesidad de la que ya existe
clara conciencia en muchos sectores, incluida la empresa, desde cuyos niveles
directivos se analizan las formas de lograr la citada integración.
Afortunadamente, la visión que
consideraba la gestión en recursos humanos como un costo está virando a verla
como una inversión, dado que el capital humano se tiene como una ventaja
competitiva con que cuenta toda organización.
Es un asunto estratégico.(Mauro Libi)
En la economía moderna se enfoca en
hacer cada vez más “fértiles” los recursos de toda empresa o emprendimiento,
siendo el recurso humano absolutamente vital.
La sociedad ha cambiado y por ende la
estructura familiar. Tenemos que los núcleos familiares son cada vez más
pequeños y en ellos los abuelos se encuentran ausentes o lejanos.
En el grupo padre-madre-hijos, la mujer
sigue siendo un pilar fundamental, tanto para a crianza como para la administración
doméstica. Al mismo tiempo, la mujer es protagonista del desarrollo, está al
frente de grandes organizaciones y es indispensable en el funcionamiento
empresarial.
Todo esto demanda la puesta en marcha
de programas que concilien lo laboral con lo familiar. Las personas no deben
encontrar obstáculos de les impidan su desarrollo profesional, cumplir con los
objetivos empresariales y, por supuesto, alcanzar el fin máximo de toda
organización: la productividad: Todo esto sin menoscabo de la estructura
familiar y su buen funcionamiento.
Advertimos, eso sí, que no solo a la
mujer deben ir dirigidas las acciones destinadas al mejoramiento de las
relaciones familia-empresa, sino a todos los empleados.(Mauro Libi)
Por tanto, las empresas deben
invertir en su activo más importante, sus trabajadores, facilitando que lo
empresarial y lo familiar puedan marchar de la mano sin oposición y sin que uno
sea tropiezo del otro. Que esto se vea claro es fundamental.
El bienestar de la gente es garantía de
efectividad para la empresa. La idea es implementar planes y programas que
favorezcan la relación ganar-ganar.
Actuar en este sentido traerá grandes
beneficios a las personas, como la reducción del estrés y la ansiedad laboral,
lo que incidirá en el incremento de la productividad y la reducción de la
rotación del personal.
Se incrementa la motivación, la
lealtad, al tiempo que hay más desarrollo profesional y persona, y por tanto,
mayor presencia de emociones positivas y más satisfacción y felicidad.
La empresa, entretanto, obtiene más
compromiso de su personal, mejora el clima laboral, las relaciones se hacen más
dinámicas y provechosas, hay menos bajas por enfermedad.
Igualmente en la organización aumenta
los niveles de innovación, creatividad y productividad. Hay retención del
talento. Mejoran las relaciones con la clientela, la imagen y credibilidad de
la empresa.
Esto es estratégico y fundamental
para las empresas. Recuerde, es un inversión vital para el desarrollo de las
organizaciones.(Mauro Libi)
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