Uno de los aspectos que siempre se recomienda es
no archivar el plan de negocios de tu empresa, sino tenerlo a la mano y
estudiarlo cada vez que se haga necesario. Tan pronto como superas la etapa
inicial de ese plan, hay que seguirlo usando como una especie de referencia que
refleje tu realidad, incluyendo pequeños cambios que puedan hacerse motivado a
los cambios en el mercado o en tus propios planes como empresa.
El tiempo bien administrado es la clave de la
productividad. Hay que tener una agenda clara y concreta que incluya nuestras
actividades laborales, profesionales, sociales, físicas, fisiológicas,
espirituales y familiares, lo que redundará positivamente en nuestra calidad de
vida.
Proponte metas claras, creíbles. Objetivos que
seas capaz de medir, no aspectos que no sea posible evaluar a posteriori. Otro
consejo es revisar con ojo crítico tu contabilidad. Por último, trata de
delegar tareas que te llevan mucho tiempo a tus empleados responsables. Ellos
apreciarán la oportunidad de crecer personal y profesionalmente. Recuerda que
tu actitud de ganador es pieza clave para lograr la productividad de tu
empresa.
Por Mauro Libi
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