Por Mauro Libi. Hemos visto que un
emprendedor es una persona con la capacidad de identificar las oportunidades y
aprovecharlas para convertirse en el protagonista de abanderarlas. El
emprendedor visualiza el negocio en el entorno y asume el reto de organizar los
recursos para poner en marcha la empresa o proyecto.
Pero no
existe un único tipo de emprendedor, hay varios perfiles entre los cuales hay
permeabilidad, pues una persona puede poseer aspectos de uno u otro tipo.
Sin
embargo, a manera de orientación hablaremos de ocho tipos de emprendedores que
se han definido.
El
emprendedor visionario es quien se visualiza a futuro y se adelanta a las
tendencias del momento. Este tipo de emprendedor trae a la realidad actual
negocios en áreas que serán clave en el futuro.
El
emprendedor inversionista es aquel que quiere hacer crecer sus rentas con
negocios novedosos.
El
emprendedor especialista es quien desde una perspectiva técnica aborda los
negocios o proyectos.
Entretanto,
el emprendedor persuasivo es quien se ubica como abanderado de un proyecto,
quien toma la batuta, y se propone darlo a conocer y a convencer a otros para
que se sumen. Más que desarrollar los proyectos, los lidera y se encarga de
mantener la cohesión en el equipo de trabajo.
El
emprendedor intuitivo “huele” dónde están los negocios, los intuye. Es un
empresario nato. Es apasionado de los negocios.
El
emprendedor-empresario conoce del mundo empresarial, no es novedad para él.
Asume los riesgos pero se diferencia del intuitivo y del visionario, pues se
enfila hacia la consolidación de los proyectos.
El
emprendedor-oportunista es quien al percibir una oportunidad, sin más, se lanza
a su realización. Detecta las oportunidades de negocio y sabe los pasos que
debe seguir. Tiene conocimientos del mercado, de sus claves y las explota.
El
emprendedor-vocacional está presente en todos los demás perfiles. Lo más seguro
es que cuando alcance el objetivo de posicionar el producto o servicio, lo deje
en manos de otro y se dirija hacia nuevos derroteros.