Toda crisis contiene una gran oportunidad de cambio. Sólo los que saben localizar en lo positivo aprovechan la circunstancia. (Wally)
Por Mauro
Libi. Las crisis son un fenómeno cíclico que afecta a los países y en
la mayoría de las ocasiones arruina la vida de las personas, que de una u otra
manera se encuentran inconscientes en las adversidades, es decir, nunca se
prepararon para afrontar los retos de los cambios.
La crisis
que atravesamos en este momento nos llama a dejar la inercia de lado y aplicar
estrategias que nos permitan salir de la tormenta lo mejor parados posible. Las
personas que superan las crisis salen de ellas fortalecidas y con mayor
determinación, es un aprendizaje que permite sacar lo mejor de nosotros mismos
para seguir adelante.
Las crisis no son eternas, todo pasa y son pocas las cosas que permanecen. La vida es un constante cambio, y la habilidad que desarrollamos para adaptarnos al cambio lo más rápido posible es lo que nos permite sobrevivir al abismo.
Mi padre,
que era un italiano inmigrante que vino a Venezuela empujado la crisis
que vivió Europa durante las guerras mundiales, solía decirme que siempre
hay un camino a la salida, y me repetía que la salida no era que un día te
despertaras y vieras que milagrosamente la crisis terminó. No, él se
refería a que las salidas de las crisis son un proceso interno de
constante crecimiento en el que vas sanando, superando, entendiendo, procesando
y evolucionando.
El cambio
no se da de un día para otro, sino que es una constante transformación interna.
Si te empeñas en conseguir el camino a la salida, seguramente lograrás verlo y
recorrerlo. Cuando camines con determinación a la búsqueda de soluciones
recuerda las crisis que ya has superado en tu vida, y ríete, inténtalo,
ríete de ti mismo y la situación, no porque lo hagas significa que le quitas
importancia o valor sino que te inyectas a tí mismo las ganas de salir del caos
y empezar de nuevo con mejor pie.
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