Una parte
del proceso de aprendizaje es reforzar en los trabajadores en el manejo de los pensamientos positivos. Los
facilitadores de este tipo de prácticas, suelen hacer énfasis en la
concientización los beneficios que genera la actitud positiva, y que manejen el
control de la energía y los sentimientos de alegría, felicidad y euforia. Les
enseñan a manejar sus emociones y a trabajar en nueva vía para lograr las
metas.
Se ha
demostrado que la puesta en marcha de herramientas para mejorar el
pensamiento positivo se traduce en un incremento de la productividad, los
empleados tienen mayor apertura y se muestran dispuestos a asumir retos cada
vez más grandes. Pensamientos positivos empujan a la gente a lograr los objetivos.
Se aprende asumir una actitud diferente al fracaso, y ubicarlo dentro del área
de la experiencia y formación, como una lección que le permitirá entender mejor
el objetivo y perfeccionar el camino hacia el éxito.
Los
empleados que aprenden a enfocarse, y a mantener pensamientos positivos, suelen
imponerse retos y para romper sus límites constantemente; enfocan su
energía para superar los obstáculos y realizar sus sueños. El nivel de
compromiso que manejan es sumamente alto con una mentalidad de “hago
lo que sea necesario” debido a que su determinación está canalizada
en conseguir todo lo que deseas. Las personas positivas, dan iniciativas y son
más productivas.
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