Por Mauro Libi Crestani. Gerenciar un negocio con éxito equivale al manejo de varias herramientas, entre las cuales se destaca la inteligencia emocional. Sí, esa capacidad del manejo de las emociones permite el impulso de nuestra conducta y de por supuesto de las relaciones con otras personas, con el entorno.
La inteligencia emocional permite gestionar grupos de trabajo con objetivos comunes y lograr que las metas se concluyan de una manera eficiente. Para gerenciar los recursos humanos hay que tener presente sin duda alguna las herramientas del control de las emociones.
Los expertos señalan que los gerentes de empresas que han recibido algún tipo de formación en inteligencia emocional han incrementado la productividad de sus empresas en un 18.1%. Esto no sólo confirma las ventajas del concepto, sino que además desmonta el mito según el cual la gestión de compañías sólo puede llevarse a cabo a través de métodos racionales.
Ese estudio señala que las personas que lideran las organizaciones empresariales deberían tener las siguientes características:
Autoconocimiento: conocer y manejar sus propias emociones en el día a día. Esto le ayudará gestionar con mayor acierto las distintas tareas que se proponga.
Autocontrol: del mismo modo, debe saber cuáles son los límites de cada emoción y en qué casos es preciso transmitir o generar algunas de ellas.
Empatía: el directivo debe ser capaz, sobre todo, de reconocer las emociones en las personas que tiene a cargo y ponerse en su lugar. Ésta es una de las reglas esenciales de la inteligencia emocional.
Habilidades sociales: con el tiempo, un líder que aplique la inteligencia emocional desarrollará aptitudes para la motivación, el entusiasmo, la perseverancia, la capacidad para gestionar momentos de crisis y la comunicación eficaz y oportuna.
Flexibilidad: el líder rígido e inflexible es una especie en vía de extinción. La idea es fomentar un perfil más propicio a la comprensión y el diálogo.
Optimismo: los proyectos sólo tienen éxito si al frente se encuentran personas que crean en la consecución de los objetivos. La inteligencia emocional también consiste en saber transmitir estas actitudes para que se incorporen a la rutina de los grupos.
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