Por Mauro Libi Crestani. Las adversidades que se viven en el
mundo de hoy han logrado que mucha gente deje de creer en el éxito o crean que
el mismo llega por azar. Muy contrario a ello, el éxito de una persona o
empresa es el resultado de muchos años de trabajo que llevan a conquistar las
metas que se ha propuesto al inicio del camino.
La gente que sí cree en el éxito invierte en sí mismo. Invierte en su
formación, en educación y cualquier herramienta que le permita ampliar su mente
y desarrollar nuevas perspectivas. Al prepararse para el éxito genera una
seguridad interna y en sus cualidades y habilidades, con lo cual es capaz de
hacerle frente a los fracasos que se presentan en el camino y logran con
determinación superarlos.
Todos los motivadores toman el caso de Bill Gates para ilustrar por qué
los fracasos no son el fin de las metas sino el impulso para llegar a la cima.
Gates tuvo un fracaso estruendoso con su primera empresa, Traf-O-Data. En lugar
de buscar lamentarse y emplearse en áreas para sobrevivir, siguió luchando y
fundó Microsoft. Las personas exitosas hacen un hábito de enfrentar el fracaso
y se mantienen enfocados en seguir adelante.
Otro factor importante que muchas personas exitosas muestran es la
paciencia y la toma de decisiones a largo plazo. Son resistente y saben
atravesar la tormenta, ellos siguen adelante, no se paralizan ante la
incertidumbre y son capaces de seguir adelante y se mantienen enfocados.
Los emprendedores con éxito se mantienen fieles a sus objetivos y
no se vuelcan en actividades que pueden distraer del objetivo macro. Aunque no
es fácil, es supremamente necesario mantener el pensamiento positivo. En lugar
de centrarse en los aspectos negativos, convirtiendo los desafíos en
oportunidades.
Es importante dejar claro que el trabajo duro, la disciplina y la
motivación es imprescindible para llegar al éxito.
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