jueves, 17 de septiembre de 2015

Análisis: Industria de alimentos de manos atadas

Los representantes del sector coinciden en que existe retraso en las respuestas del Gobierno para resolver los problemas en la producción de alimentos nacional, lo que está afectando negativamente el desempeño de la industria de alimentos en el país. 


La tarea de comprar alimentos en Venezuela se convirtió en el 2015 en el juego del gato y el ratón. Los productos alimenticios, en vez de ser bienes de consumo, son la presa que busca día a día el venezolano en los establecimientos donde se dan luces que podría existir su comercialización. Basta con transitar por las calles del país y observar desde tempranas horas el conglomerado de personas haciendo filas en las afueras de abastos y supermercados para entender que la industria de alimentos venezolana no trabaja al 100% de su capacidad ni satisface la demanda en el país.
Parte de las políticas públicas actuales que buscan garantizar el derecho a la alimentación de los venezolanos se fundamentan en la Gran Misión Alimentación que creó el expresidente Hugo Chávez en abril de 2003. Además el Gobierno Nacional creó la Vicepresidencia para la Seguridad, implementó el Sistema Superior de Abastecimiento Seguro y reactivó la Comisión Presidencial Centro Nacional Balance de Alimentos.
Sin embargo, de acuerdo con el Balance de la Situación de los Derechos Humanos en Venezuela elaborado por el Programa Venezolano de Educación-Acción en Derechos Humanos (Provea), durante 2014 “la escasez y el desabastecimiento de alimentos contribuyeron en gran medida al deterioro de la calidad de vida” de los venezolanos, acrecentándose esta situación en la población más pobre.
El presidente, Nicolás Maduro, anunció a comienzos de 2015 que su principal tarea durante este año sería la resolución de los problemas que aquejan al aparato productivo nacional. Atribuyó el desabastecimiento de alimentos a la denominada “guerra económica”; al contrabando de productos en todo el territorio venezolano y ha insinuado que el sector privado no está comprometido con la producción.
En febrero de este año, el Jefe de Estado autorizó 8.000 millones de dólares para la importación de alimentos. A finales del mes de junio, el ministro de alimentación, Carlos Osorio, informó que la Misión Alimentación distribuyó 6.700 toneladas de alimentos y aseveró que aproximadamente más de un millón de personas adquirieron productos en las redes de distribución pública.
Al preguntarle a los ciudadanos sobre la comercialización de alimentos coinciden en que desde 2014 se ha deteriorado la producción. Afirman no conocer exactamente las causas de los problemas en la industria, pero sí destacan la desaparición paulatina de algunos productos y el abastecimiento intermitente de otros.
El presidente de la encuestadora Datanalisis, Luis Vicente León, aseveró durante el evento “Abastecimiento en Venezuela” que la caída de los precios del petróleo incide en los ingresos de divisas y, por tanto, la capacidad de abastecimiento se ve restringida. León añadió que de acuerdo con los datos obtenidos en la encuesta Ómnibus de la empresa, 76,1% de los ciudadanos “no consigue” o “consigue poco” los productos que busca.
Divisas y producción nacional
Según la Cámara Venezolana de la Industria de Alimentos (Cavidea), las empresas que agremia esta organización producen al máximo de la capacidad que les permite la materia prima e insumos disponibles en sus inventarios. No obstante, Cavidea advierte que el principal problema del sector es la adquisición y liquidación de divisas para importar los insumos y materia prima.
“Requerimos que se atienda con urgencia el tema de la materia prima y los insumos importados necesarios para la producción, y que se establezca un mecanismo regular para la liquidación de las divisas que exigen los proveedores internacionales para continuar con los despachos de materia prima e insumos”, exhorta la cámara al Ejecutivo en un comunicado.
Los representantes del sector precisan que la industria de alimentos no necesita dólares per se. Lo que solicitan es la materia prima e insumos para elaborar sus productos. “Los dólares aprobados van directo de las cuentas del Estado a las cuentas de los proveedores. Las empresas de alimentos no reciben ningún monto en dólares por este concepto.”, señala Cavidea.
La deuda con los proveedores internacionales de la industria de alimentos se ubica en 1.022 millones de dólares hasta el mes de mayo de 2015. Debido al retraso en los pagos, desde comienzos de año algunos despachos de materia prima e insumos al país se han detenido; lo que se traduce en una paralización parcial en la producción de alimentos.
El presidente de Fedenaga, Carlos Odoardo, coincide con Cavidea y asegura que desde la Federación nunca han hecho solicitudes de divisas para ellos. Odoardo puntualiza que el sector ganadero venezolano demanda divisas para importar medicinas veterinarias que no se producen en el país; el maíz para el alimento balanceado de las reses y los envases para los productos terminados como la leche.
Por su parte, el presidente de Fedeagro, Antonio Pestana, critica la decisión del Ejecutivo de haber contratado el 6 de julio de 2015, unas 275 mil toneladas de alimentos. “En los últimos 10 años el país ha invertido 45 mil millones de dólares en importaciones cuando a nosotros no nos ha llegado nada. Si el 30% de ese dinero se hubiera invertido en bienes de capital hoy tuviéramos una producción más fuerte para poderle responder a los venezolanos”, opina Pestana quien puntualiza que los principales requerimientos del sector al que representa son insumos, agroinsumos y maquinaria agrícola.
El presidente de la Cámara Venezolana de la Industria Láctea, Roger Figueroa, menciona que si no se cumplen con los tiempos de comercialización establecidos, los agentes de suministros internacionales despachan en otros mercados para no perder la mercancía. También precisa que la deuda con proveedores de la industria láctea en el exterior está alrededor de los 3.000 millones de dólares. “Le hemos dicho al Ejecutivo Nacional que podríamos recibir un 30% ó 35% (de la deuda total) ahora mismo para continuar operando y lo restante nos lo deberían pagar progresivamente, pero lamentablemente el Ejecutivo Nacional no termina de decidir”, expresa Figueroa.
En el caso de la industria procesadora de cereales Inproceca -que elabora los productos de la marca Avelina- la materia prima para la producción de la avena es importada, así como la maquinaria requerida para procesarla. El presidente de Inproceca, Mauro Libi Crestani, puntualiza que para garantizar “la elaboración y distribución oportuna del producto final”, la empresa debe seguir una planificación estricta para tramitar las importaciones requeridas.
“Esto es lo que nos ha garantizado la posibilidad de continuar en el mercado y que nuestro producto siempre esté en los anaqueles (…) sin embargo, al igual que otras empresas del sector productivo nacional, hemos tenido algunos retrasos que, eventualmente, han afectado nuestro stock, pero entendemos que el Estado establece prioridades para la asignación de divisas y, afortunadamente, hasta el momento nuestra planificación nos ha permitido solventar la situación”, arguye Libi Crestani.
Cavidea afirma que las posibles soluciones para optimizar la producción y la rentabilidad en la industria de alimentos del país se centran en la liquidación oportuna de divisas y el pago de la deuda con los proveedores internacionales para garantizar la materia prima, empaques e insumos. Además, proponen que de 8.000 millones de dólares que destinó el Ejecutivo al sector de alimentos, una parte de destine al pago de la deuda.
“Cavidea propone que de ese monto se cancele la deuda a los proveedores internacionales de la industria de alimentos, que representa solo 12,78 % de ese presupuesto (…) propone además un esquema de priorización a través de un presupuesto de divisas anual que permita cubrir los montos mínimos necesarios para la adquisición de materia prima, empaques e insumos para el sector agroalimentario.”, sugirieron en un comunicado.
Según la Cámara Venezolana de Industriales de Alimentos, con un dólar -que compra un producto terminado importado- se pueden producir en el país cinco veces más alimentos si el mismo dólar se destina al pago de proveedores internacionales. Para ellos, la inversión en la producción nacional es crucial porque genera más puestos de empleo y aumenta el pago de impuestos.
Huracán inflacionario
Según el BCV, la inflación al término del año 2014 fue 68,5%, mientras que en la categoría de Alimentos y Bebidas no Alcohólicas los precios aumentaron 92,9% anualizado entre noviembre 2013 y noviembre 2014. El Banco central de Venezuela no ha informado en lo que va de 2015 el comportamiento de los precios, lo que dificulta que la industria de alimentos pueda planificar sus previsiones de compras para el año 2016.
Por su parte, ODH Grupo Consultor estima dos escenarios inflacionarios para el país: el medio proyecta la inflación acumulada durante el 1er semestre de 2015 en 61,8%,  mientras que el alto calcula la inflación durante el mismo periodo en 90,4%. A su vez, Ecoanalítica prevé que la inflación anual hasta mayo de 2015 rompió la barrera de los tres dígitos y se ubica en 118%. Además, Provea calcula que la inflación de alimentos en los últimos 12 años se ubica en 3.911,74%
A pesar de que tampoco se conocen las cifras oficiales de abastecimiento, Datanalisis hace una aproximación y señala que el nivel de escasez de alimentos en la ciudad de Caracas fue de 60,7% durante mayo de 2015.
Carlos Odoardo, presidente de Fedenaga, dice que el sector al que representa “no escapa del huracán inflacionario” al que está sometido el país. “Si no se controla el fenómeno inflacionario no se va a poder resolver el problema de producción de carne y leche. La única forma que se pueda controlar realmente el fenómeno inflacionario, en un momento que tenemos pocos ingresos petroleros, es aumentando la producción ganadera.”, aseguró.
Antonio Pestana también señala que la realidad inflacionaria que vive el país ha incidido en la compra de insumos para el sector agrícola y se ha reflejado en los precios finales de comercialización de algunos productos, a pesar del control de precios vigentes en Venezuela. “Hay algunos rubros que debido a la estructura de costos están trabajando a pérdidas”, señaló.
Pese a la constante alza de los precios, algunas industrias nacionales han podido diversificar sus líneas de producción. Inproceca presentó a comienzos de 2015 una nueva línea de Avelina instantánea saborizada. Según el presidente de la empresa, el producto “ha sido exitoso” y se mantiene en el mercado. “Si bien, iniciar esta línea fue una tarea ardua y de mucho tiempo y esfuerzo, en especial por el proceso de importación de la maquinaria, en este momento se mantiene”, comenta Mauro Libi Crestani.
En el caso del sector agrícola, Odoardo destaca el aumento de solicitud de créditos agropecuarios en la banca como un mecanismo de financiamiento paralelo. Además, afirma que en el territorio nacional no se cumplen los precios de venta al público de la carne establecidos por la Superintendencia Nacional de Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde).
“El ajuste de precios, me parece que no se ajusta a la realidad no tiene nada que ver con la estructura de costos que hemos presentado (…) ni los productores venden carne a 35 bolívares ni los consumidores la compran en 250 bolívares”, expresó el presidente de Fedenaga.
Cavilac, Fedeagro y Fedenaga expresan su preocupación por cómo afecta el control de precios en Venezuela. Según los representantes, la mayoría de los productores trabajan sin rentabilidad y solo para mantenerse en el mercado. Libi Crestani señala que Inproceca no ha aumentado los precios de venta al público de sus productos en lo que va de año pero le solicita al Ejecutivo la autorización para elevar el valor de comercialización para “cubrir algunas mejoras” en su empresa, especialmente en la nómina.
A juicio de los productores de alimentos, el control de precios y la fijación del margen de ganancias desestimulan la producción y limita la rentabilidad en el sector. Consideran que de no aplicar medidas que estimulen las ganancias, la situación empeorará en los próximos meses porque no podrán mantener el funcionamiento de las industrias.
A corto plazo
El Gobierno nacional administra 293 empresas de producción de alimentos en el territorio venezolano mientras que 14 conglomerados industriales están adscritos al Ministerio de Alimentación para controlar la producción, distribución y  almacenamiento de alimentos e insumos. A pesar de poseer esta capacidad en el sector público, la cantidad de industrias no se corresponde con la calidad que se le proporciona y demanda el consumidor final de alimentos.
Si se revisa el sector ganadero, lo normal es que exista un animal bovino por cada habitante en el país para lograr el autoabastecimiento, pero de acuerdo con cifras de Fedenaga, en el país no se cumple esta norma. “La proyecciones del sector ganadero en lo que queda del año 2015 va a depender de varios factores, uno sin duda es el tema pluviométrico, las lluvias, de continuar escaseando va a golpear nuevamente el sector, también va a depender de las decisiones en materia de políticas pública”, asevera Carlos Odoardo.
A pesar de los problemas de adquisición de insumos y materia prima derivados de la intermitencia en la liquidación de divisas, existen empresas nacionales que, reduciendo o manteniendo su capacidad instalada, logran posicionar sus productos en los anaqueles venezolanos. El presidente de Cavilac, destaca que una de las empresas más importantes de producción de leche tipo UHT en el país ha reducido su producción por falta de empaques. “Entonces para mantener los productos en la calle en el tiempo, redujeron la producción para que dure más en la calle”, explica Figueroa.
Según Mauro Libi Crestani, presidente de Inproceca, su empresa trabaja al 50% de su capacidad instalada y ha incrementado progresivamente su nómina de trabajo. “Mantenemos la distribución a nivel nacional, tanto en establecimientos de la red pública como privada, adicionalmente del abastecimiento seguro a otras empresas a las que le surtimos con materia prima para elaboración de productos que utilizan la avena como parte de sus ingredientes”, comenta.
Inproceca y Cavilac destacan la dificultad en encontrar empaques para la producción de cada uno de sus productos. Cavilac advierte que solo tienen empaques hasta agosto y menciona que el costo de adquisición de los mismos aumenta considerablemente el precio final de venta al público. No obstante, Mauro Libi Crestani, menciona el trabajo que han hecho para surtirse de empaques a través de proveedores nacionales que garanticen la producción de sus productos.
La Cámara Venezolana de Industria de Alimentos también insiste en la urgencia de crear un acuerdo entre el Gobierno y los representantes privados de producción de alimentos, alejado de la política y enmarcado en el respeto. “En los últimos 10 años Cavidea ha venido haciendo propuestas dirigidas a incrementar la producción y contribuir con la seguridad alimentaria para el venezolano (…) Incluso el pasado mes de marzo Cavidea presentó una propuesta para una alianza para el incremento de la producción de alimentos en un 22%. A la fecha no hemos recibido respuesta del Gobierno Nacional sobre esta convocatoria”, expone la organización.
Los representantes de la industria de alimentos consideran que el Ejecutivo no está comprometido con el fomento de la producción en el territorio venezolano. Argumentan que, a pesar de haber informado con exactitud la situación de cada uno de los sectores, la desidia y los retardos en las respuestas impactan negativamente en la planificación de la producción. A juicio de ellos, la única forma para optimizar el proceso de elaboración de alimentos en Venezuela es a través de un gran acuerdo entre el sector público y privado.
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Mauro Libi: Cómo sobrevivir en la crisis

Ya lo hemos dicho en varias de nuestras entradas, la crisis es una fuente de oportunidades para la gente creativa e inteligente. Sí estás preocupado por la crisis económica que vive el país te recomiendo que empieces por aceptar la situación, revisar tus balances y empezar una nueva estrategia para que puedas dirigir tus pasos a un destino más seguro.



Un aspecto que debemos tomar en cuenta es conocer nuestro mercado. Investiga a los proveedores, competidores y clientes. Pregúntales sobre las necesidades que ellos tienen en este ambiente económico, obtenga información sobre la estabilidad financiera de sus proveedores y hable con las empresas del vecindario sobre el mercado que comparten en estos tiempos difíciles.


Otro aspecto que se recomienda es mantener los inventarios bajos porque en estos tiempos los consumidores compran menos, esto con la idea que no se quede usted con las pérdidas que acarrea productos sin vender.


Hay que realizar marketing en lugar de disminuirlo. Las promociones, especiales  permiten salir de los productos de manera fácil.


Trate de no usar tanto su crédito para evitar caer en la dependencia, reduzca los costos a como de lugar y use las tarjetas de crédito lo menos posible. En lugar de endeudarse con las tarjetas de crédito, busque nuevas alternativas, mas baratas de financiamiento.


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miércoles, 16 de septiembre de 2015

Mauro Libi: El pensamiento positivo es fundamental para el empresario

Sí hay algo que la gente debe entender es que la vida en si está compuesta por problemas cotidianos, y el empresario positivo no puede ver los problemas como un obstáculo que paraliza su carrera sino como un mecanismo que pone en practica la capacidad estratégica del cerebro para resolver esos inconvenientes del día a día.

El pensamiento positivo es vital para el empresario, ya que esto le permitirá centrarse en las oportunidades. Un empresario positivo tiene una mayor probabilidad de ser exitoso que uno que mantiene un pensamiento negativo, es pesimista y tiene miedo de actuar, de arriesgarse. 

El pensamiento positivo nos ayuda a lograr nuestras metas y es importante que cada día reforcemos en nuestro ser el pensamiento positivo, la seguridad en alcanzar los objetivos y el camino que estamos siguiendo para conseguirlos.



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