Los representantes del sector coinciden en que
existe retraso en las respuestas del Gobierno para resolver los problemas en la
producción de alimentos nacional, lo que está afectando negativamente el
desempeño de la industria de alimentos en el país.
La tarea de comprar alimentos en Venezuela se convirtió en el 2015 en el
juego del gato y el ratón. Los productos alimenticios, en vez de ser bienes de
consumo, son la presa que busca día a día el venezolano en los establecimientos
donde se dan luces que podría existir su comercialización. Basta con transitar
por las calles del país y observar desde tempranas horas el conglomerado de
personas haciendo filas en las afueras de abastos y supermercados para entender
que la industria de alimentos venezolana no trabaja al 100% de su capacidad ni
satisface la demanda en el país.
Parte de las políticas públicas actuales que buscan garantizar el
derecho a la alimentación de los venezolanos se fundamentan en la Gran Misión
Alimentación que creó el expresidente
Hugo Chávez en abril de 2003. Además
el Gobierno Nacional creó la Vicepresidencia para la Seguridad, implementó el
Sistema Superior de Abastecimiento Seguro y reactivó la Comisión Presidencial
Centro Nacional Balance de Alimentos.
Sin embargo, de acuerdo con el Balance de la Situación de los Derechos
Humanos en Venezuela elaborado por el Programa Venezolano de Educación-Acción
en Derechos Humanos (Provea),
durante 2014 “la escasez y el desabastecimiento de alimentos contribuyeron en
gran medida al deterioro de la calidad de vida” de los venezolanos,
acrecentándose esta situación en la población más pobre.
El presidente, Nicolás Maduro, anunció a comienzos de 2015 que
su principal tarea durante este año sería la resolución de los problemas que
aquejan al aparato productivo nacional. Atribuyó el desabastecimiento de
alimentos a la denominada “guerra económica”; al contrabando de productos en todo
el territorio venezolano y ha insinuado que el sector privado no está
comprometido con la producción.
En febrero de este año, el Jefe de Estado autorizó 8.000 millones de
dólares para la importación de alimentos. A finales del mes de junio, el
ministro de alimentación, Carlos Osorio, informó que la Misión Alimentación
distribuyó 6.700 toneladas de alimentos y aseveró que aproximadamente más de un
millón de personas adquirieron productos en las redes de distribución pública.
Al preguntarle a los ciudadanos sobre la comercialización de alimentos
coinciden en que desde 2014 se ha deteriorado la producción. Afirman no conocer
exactamente las causas de los problemas en la industria, pero sí destacan la
desaparición paulatina de algunos productos y el abastecimiento intermitente de
otros.
El presidente de la encuestadora Datanalisis, Luis Vicente León, aseveró
durante el evento “Abastecimiento en Venezuela” que la caída de los precios del
petróleo incide en los ingresos de divisas y, por tanto, la capacidad de abastecimiento
se ve restringida. León añadió que de acuerdo con los datos obtenidos en la
encuesta Ómnibus de la empresa, 76,1% de los ciudadanos “no consigue” o
“consigue poco” los productos que busca.
Divisas y producción nacional
Según la Cámara Venezolana de la Industria de Alimentos (Cavidea), las
empresas que agremia esta organización producen al máximo de la capacidad que
les permite la materia prima e insumos disponibles en sus inventarios. No
obstante, Cavidea advierte que el principal problema del sector es la
adquisición y liquidación de divisas para importar los insumos y materia prima.
“Requerimos que se atienda con urgencia el tema de la materia prima y
los insumos importados necesarios para la producción, y que se establezca un
mecanismo regular para la liquidación de las divisas que exigen los proveedores
internacionales para continuar con los despachos de materia prima e insumos”,
exhorta la cámara al Ejecutivo en un
comunicado.
Los representantes del sector precisan que la industria de alimentos no
necesita dólares per se. Lo que solicitan es la materia prima e insumos para
elaborar sus productos. “Los dólares aprobados van directo de las cuentas del
Estado a las cuentas de los proveedores. Las empresas de alimentos no reciben
ningún monto en dólares por este concepto.”, señala Cavidea.
La deuda con los proveedores internacionales de la industria de
alimentos se ubica en 1.022 millones de dólares hasta el mes de mayo de 2015.
Debido al retraso en los pagos, desde comienzos de año algunos despachos de
materia prima e insumos al país se han detenido; lo que se traduce en una
paralización parcial en la producción de alimentos.
El presidente de Fedenaga, Carlos Odoardo, coincide con Cavidea y
asegura que desde la Federación nunca han hecho solicitudes de divisas para
ellos. Odoardo puntualiza que el sector ganadero venezolano demanda divisas
para importar medicinas veterinarias que no se producen en el país; el maíz
para el alimento balanceado de las reses y los envases para los productos
terminados como la leche.
Por su parte, el presidente de Fedeagro, Antonio Pestana, critica la
decisión del Ejecutivo de haber contratado el 6 de julio de 2015, unas 275 mil
toneladas de alimentos. “En los últimos 10 años el país ha invertido 45 mil
millones de dólares en importaciones cuando a nosotros no nos ha llegado nada.
Si el 30% de ese dinero se hubiera invertido en bienes de capital hoy
tuviéramos una producción más fuerte para poderle responder a los venezolanos”,
opina Pestana quien puntualiza que los principales requerimientos del sector al
que representa son insumos, agroinsumos y maquinaria agrícola.
El presidente de la Cámara Venezolana de la Industria Láctea, Roger
Figueroa, menciona que si no se cumplen con los tiempos de comercialización
establecidos, los agentes de suministros internacionales despachan en otros
mercados para no perder la mercancía. También precisa que la deuda con
proveedores de la industria láctea en el exterior está alrededor de los 3.000
millones de dólares. “Le hemos dicho al Ejecutivo Nacional que podríamos
recibir un 30% ó 35% (de la deuda total) ahora mismo para continuar operando y
lo restante nos lo deberían pagar progresivamente, pero lamentablemente el
Ejecutivo Nacional no termina de decidir”, expresa Figueroa.
En el caso de la industria procesadora de cereales Inproceca -que elabora los productos de la marca Avelina- la materia prima para la
producción de la avena es importada, así como la maquinaria requerida para
procesarla. El presidente de Inproceca,
Mauro Libi Crestani, puntualiza que
para garantizar “la elaboración y distribución oportuna del producto final”, la
empresa debe seguir una planificación estricta para tramitar las importaciones
requeridas.
“Esto es lo que nos ha garantizado la posibilidad de continuar en el
mercado y que nuestro producto siempre esté en los anaqueles (…) sin embargo,
al igual que otras empresas del sector productivo nacional, hemos tenido
algunos retrasos que, eventualmente, han afectado nuestro stock, pero
entendemos que el Estado establece prioridades para la asignación de divisas y,
afortunadamente, hasta el momento nuestra planificación nos ha permitido
solventar la situación”, arguye Libi
Crestani.
Cavidea afirma que las posibles soluciones para optimizar la producción
y la rentabilidad en la industria de alimentos del país se centran en la
liquidación oportuna de divisas y el pago de la deuda con los proveedores
internacionales para garantizar la materia prima, empaques e insumos. Además,
proponen que de 8.000 millones de dólares que destinó el Ejecutivo al sector de
alimentos, una parte de destine al pago de la deuda.
“Cavidea propone que de ese monto se cancele la deuda a los proveedores
internacionales de la industria de alimentos, que representa solo 12,78 % de
ese presupuesto (…) propone además un esquema de priorización a través de un
presupuesto de divisas anual que permita cubrir los montos mínimos necesarios
para la adquisición de materia prima, empaques e insumos para el sector
agroalimentario.”, sugirieron en un comunicado.
Según la Cámara Venezolana de Industriales de Alimentos, con un dólar
-que compra un producto terminado importado- se pueden producir en el país
cinco veces más alimentos si el mismo dólar se destina al pago de proveedores
internacionales. Para ellos, la inversión en la producción nacional es crucial
porque genera más puestos de empleo y aumenta el pago de impuestos.
Huracán inflacionario
Según el BCV, la inflación al
término del año 2014 fue 68,5%, mientras que en la categoría de Alimentos y
Bebidas no Alcohólicas los precios aumentaron 92,9% anualizado entre noviembre
2013 y noviembre 2014. El Banco central de Venezuela no ha informado en lo que
va de 2015 el comportamiento de los precios, lo que dificulta que la industria
de alimentos pueda planificar sus previsiones de compras para el año 2016.
Por su parte, ODH Grupo Consultor estima dos escenarios inflacionarios
para el país: el medio proyecta la inflación acumulada durante el 1er semestre
de 2015 en 61,8%, mientras que el alto calcula la inflación durante el
mismo periodo en 90,4%. A su vez, Ecoanalítica
prevé que la inflación anual hasta mayo de 2015 rompió la barrera de los tres
dígitos y se ubica en 118%. Además, Provea calcula que la inflación de
alimentos en los últimos 12 años se ubica en 3.911,74%
A pesar de que tampoco se conocen las cifras oficiales de
abastecimiento, Datanalisis hace una aproximación y señala que el nivel de escasez
de alimentos en la ciudad de Caracas fue de 60,7% durante mayo de 2015.
Carlos Odoardo, presidente de Fedenaga, dice que el sector al que
representa “no escapa del huracán inflacionario” al que está sometido el país.
“Si no se controla el fenómeno inflacionario no se va a poder resolver el
problema de producción de carne y leche. La única forma que se pueda controlar
realmente el fenómeno inflacionario, en un momento que tenemos pocos ingresos
petroleros, es aumentando la producción ganadera.”, aseguró.
Antonio Pestana también señala que la realidad inflacionaria que vive el
país ha incidido en la compra de insumos para el sector agrícola y se ha
reflejado en los precios finales de comercialización de algunos productos, a
pesar del control de precios vigentes en Venezuela.
“Hay algunos rubros que debido a la estructura de costos están trabajando a
pérdidas”, señaló.
Pese a la constante alza de los precios, algunas industrias nacionales
han podido diversificar sus líneas de producción. Inproceca presentó a comienzos de 2015 una nueva línea de Avelina instantánea saborizada. Según
el presidente de la empresa, el producto “ha sido exitoso” y se mantiene en el
mercado. “Si bien, iniciar esta línea fue una tarea ardua y de mucho tiempo y
esfuerzo, en especial por el proceso de importación de la maquinaria, en este
momento se mantiene”, comenta Mauro Libi
Crestani.
En el caso del sector agrícola, Odoardo destaca el aumento de solicitud
de créditos agropecuarios en la banca como un mecanismo de financiamiento paralelo.
Además, afirma que en el territorio nacional no se cumplen los precios de venta
al público de la carne establecidos por la Superintendencia Nacional de Defensa
de los Derechos Socioeconómicos (Sundde).
“El ajuste de precios, me parece que no se ajusta a la realidad no tiene
nada que ver con la estructura de costos que hemos presentado (…) ni los
productores venden carne a 35 bolívares ni los consumidores la compran en 250
bolívares”, expresó el presidente de Fedenaga.
Cavilac, Fedeagro y Fedenaga expresan su preocupación por cómo afecta el
control de precios en Venezuela. Según los representantes, la mayoría de los
productores trabajan sin rentabilidad y solo para mantenerse en el mercado. Libi Crestani señala que Inproceca no ha aumentado los precios
de venta al público de sus productos en lo que va de año pero le solicita al
Ejecutivo la autorización para elevar el valor de comercialización para “cubrir
algunas mejoras” en su empresa, especialmente en la nómina.
A juicio de los productores de alimentos, el control de precios y la
fijación del margen de ganancias desestimulan la producción y limita la
rentabilidad en el sector. Consideran que de no aplicar medidas que estimulen
las ganancias, la situación empeorará en los próximos meses porque no podrán
mantener el funcionamiento de las industrias.
A corto plazo
El Gobierno nacional
administra 293 empresas de producción de alimentos en el territorio venezolano
mientras que 14 conglomerados industriales están adscritos al Ministerio de
Alimentación para controlar la producción, distribución y almacenamiento
de alimentos e insumos. A pesar de poseer esta capacidad en el sector público,
la cantidad de industrias no se corresponde con la calidad que se le
proporciona y demanda el consumidor final de alimentos.
Si se revisa el sector ganadero, lo normal es que exista un animal
bovino por cada habitante en el país para lograr el autoabastecimiento, pero de
acuerdo con cifras de Fedenaga, en el país no se cumple esta norma. “La
proyecciones del sector ganadero en lo que queda del año 2015 va a depender de
varios factores, uno sin duda es el tema pluviométrico, las lluvias, de
continuar escaseando va a golpear nuevamente el sector, también va a depender
de las decisiones en materia de políticas pública”, asevera Carlos Odoardo.
A pesar de los problemas de adquisición de insumos y materia prima
derivados de la intermitencia en la liquidación de divisas, existen empresas
nacionales que, reduciendo o manteniendo su capacidad instalada, logran
posicionar sus productos en los anaqueles venezolanos. El presidente de
Cavilac, destaca que una de las empresas más importantes de producción de leche
tipo UHT en el país ha reducido su producción por falta de empaques. “Entonces
para mantener los productos en la calle en el tiempo, redujeron la producción
para que dure más en la calle”, explica Figueroa.
Según Mauro Libi Crestani,
presidente de Inproceca, su empresa
trabaja al 50% de su capacidad instalada y ha incrementado progresivamente su
nómina de trabajo. “Mantenemos la distribución a nivel nacional, tanto en
establecimientos de la red pública como privada, adicionalmente del
abastecimiento seguro a otras empresas a las que le surtimos con materia prima
para elaboración de productos que utilizan la avena como parte de sus
ingredientes”, comenta.
Inproceca y Cavilac destacan la dificultad en encontrar empaques para la
producción de cada uno de sus productos. Cavilac advierte que solo tienen
empaques hasta agosto y menciona que el costo de adquisición de los mismos
aumenta considerablemente el precio final de venta al público. No obstante, Mauro Libi Crestani, menciona el
trabajo que han hecho para surtirse de empaques a través de proveedores
nacionales que garanticen la producción de sus productos.
La Cámara Venezolana de Industria de Alimentos también insiste en la
urgencia de crear un acuerdo entre el Gobierno
y los representantes privados de producción de alimentos, alejado de la
política y enmarcado en el respeto. “En los últimos 10 años Cavidea ha venido
haciendo propuestas dirigidas a incrementar la producción y contribuir con la
seguridad alimentaria para el venezolano (…) Incluso el pasado mes de marzo
Cavidea presentó una propuesta para una alianza para el incremento de la
producción de alimentos en un 22%. A la fecha no hemos recibido respuesta del
Gobierno Nacional sobre esta convocatoria”, expone la organización.
Los representantes de la industria de alimentos consideran que el
Ejecutivo no está comprometido con el fomento de la producción en el territorio
venezolano. Argumentan que, a pesar de haber informado con exactitud la
situación de cada uno de los sectores, la desidia y los retardos en las
respuestas impactan negativamente en la planificación de la producción. A
juicio de ellos, la única forma para optimizar el proceso de elaboración de
alimentos en Venezuela es a través de un gran acuerdo entre el sector público y
privado.
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