Desde tiempos
inmemoriales, la avena ha estado
asociada con la alimentación y bienestar de los venezolanos desde la más tierna
edad. Una gran variedad de papillas, teteros, atoles y bebidas a base de este
noble cereal han estado siempre presentes en nuestra mesa.
De ahí que
siempre nos hemos sentidos cercanos y comprometidos con los pequeños de la casa
en todo lo referente a su salud, nutrición, seguridad y desarrollo integral.
Prueba de ello
es la Casa Hogar Al Fin, fundada en 2005 y ubicada en Caraballeda, estado
Vargas, donde hemos atendido a unos 150 niños y jóvenes desde 0 a 18 años de
edad en situación vulnerable, con el fin de brindarles atención integral de
calidad que contribuya a que crezcan con mucho afecto, educación en valores y
preparados a labrarse su propio futuro con éxito.
Conocer de
cerca las consecuencias del maltrato y el abandono nos llevó a apoyar la labor
de los defensores de sus derechos en el estado Vargas, gracias al Programa de
Fortalecimiento del Sistema de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes
(PFSPNNA) con un ciclo de talleres de actualización y la donación de
implementos necesarios para cumplir con sus funciones.
Esa misma
vinculación con quienes hoy representan el futuro del país, ha sido la piedra
angular de nuestra gestión en materia de Responsabilidad Social Empresarial
(RSE). Desde hace varios años, hemos desarrollado programas dirigidos a mejorar
la dieta de estudiantes de escuelas públicas y sectores de bajos recursos en
las inmediaciones de nuestra planta Inproceca de Guatire, estado Miranda a
través de importantes donaciones de Avelina para la merienda escolar.
Pero no
conformes con este esfuerzo dimos un paso adelante en cuanto a nutrición se
refiere. Así surgió el Programa Mi Avena, que conjuntamente con la Fundación
Bengoa, se practicaron estudios antropométricos y despistaje de problemas
nutricionales a unos 3000 alumnos de 13 escuelas públicas del municipio Zamora,
estado Miranda, en aras de conocer a fondo esa situación que incide en el
aprendizaje y el bienestar integral de los muchachos.
Este programa
se complementó con donaciones de nuestro producto Avelina, así como una serie
de talleres para las madres procesadores de alimentos de esos planteles,
proporcionándoles recetas nutritivas a base de avena que luego han replicado en
sus respectivas familias.
Hay mucho más
por hacer. Seguiremos trabajando en iniciativas de carácter social que impulsen
la salud, el sano crecimiento y la felicidad de los niños y jóvenes de nuestro
país. Ellos lo merecen todo y estamos aquí para ayudarlos a alcanzarlo.
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