miércoles, 4 de octubre de 2017

Comprometidos con la infancia venezolana


Desde tiempos inmemoriales, la avena ha  estado asociada con la alimentación y bienestar de los venezolanos desde la más tierna edad. Una gran variedad de papillas, teteros, atoles y bebidas a base de este noble cereal han estado siempre presentes en nuestra mesa.
De ahí que siempre nos hemos sentidos cercanos y comprometidos con los pequeños de la casa en todo lo referente a su salud, nutrición, seguridad y desarrollo integral.
Prueba de ello es la Casa Hogar Al Fin, fundada en 2005 y ubicada en Caraballeda, estado Vargas, donde hemos atendido a unos 150 niños y jóvenes desde 0 a 18 años de edad en situación vulnerable, con el fin de brindarles atención integral de calidad que contribuya a que crezcan con mucho afecto, educación en valores y preparados a labrarse su propio futuro con éxito.

Conocer de cerca las consecuencias del maltrato y el abandono nos llevó a apoyar la labor de los defensores de sus derechos en el estado Vargas, gracias al Programa de Fortalecimiento del Sistema de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes (PFSPNNA) con un ciclo de talleres de actualización y la donación de implementos necesarios para cumplir con sus funciones.

Esa misma vinculación con quienes hoy representan el futuro del país, ha sido la piedra angular de nuestra gestión en materia de Responsabilidad Social Empresarial (RSE). Desde hace varios años, hemos desarrollado programas dirigidos a mejorar la dieta de estudiantes de escuelas públicas y sectores de bajos recursos en las inmediaciones de nuestra planta Inproceca de Guatire, estado Miranda a través de importantes donaciones de Avelina para la merienda escolar.

Pero no conformes con este esfuerzo dimos un paso adelante en cuanto a nutrición se refiere. Así surgió el Programa Mi Avena, que conjuntamente con la Fundación Bengoa, se practicaron estudios antropométricos y despistaje de problemas nutricionales a unos 3000 alumnos de 13 escuelas públicas del municipio Zamora, estado Miranda, en aras de conocer a fondo esa situación que incide en el aprendizaje y el bienestar integral de los muchachos.

Este programa se complementó con donaciones de nuestro producto Avelina, así como una serie de talleres para las madres procesadores de alimentos de esos planteles, proporcionándoles recetas nutritivas a base de avena que luego han replicado en sus respectivas familias.

Hay mucho más por hacer. Seguiremos trabajando en iniciativas de carácter social que impulsen la salud, el sano crecimiento y la felicidad de los niños y jóvenes de nuestro país. Ellos lo merecen todo y estamos aquí para ayudarlos a alcanzarlo.


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