Por Mauro Libi Crestani. Hasta
hace poco tiempo las empresas estaban ancladas en su geografía y en sus
entornos, pero gracias a la revolución tecnológica hoy en día los trabajadores
pueden realizar sus labores desde punto remotos, y poco a poco las estructuras
tradicionales de las empresas se han desvanecido, dejando las oficinas
dispersas en todo el país y en el mundo.
En la
segunda década del siglo XXI las empresas han aprendido utilizar las
tecnologías para integrar a los empleados con la política de la organización,
permitirles que se expresen y aprovechar las ideas de los empleados. Igualmente
le permiten establecer relaciones estrechas con los clientes, asociados y
proveedores. La tecnología social para
la empresa es una nueva plataforma que trae una cantidad de beneficios.
De
acuerdo a una investigación realizada por la multinacional Microsoft una parte
importante de las compañías a nivel mundial no conocen aún las ventajas de las
herramientas sociales para la empresa ni cómo aprovecharlas.
La
investigación dice que el 51 por ciento de los participantes dijo que desearía
estar más involucrado en las decisiones relacionadas con la incorporación de
herramientas y tecnologías en la empresa. Los empleados quieren sentir que se
les escucha, que se reconoce su trabajo y que pueden contribuir al éxito de la
empresa.
La tecnología social en la empresa puede
impulsar el compromiso de los empleados simplificando las jerarquías,
disolviendo los compartimentos estancos de la organización, ofreciendo a los
empleados una plataforma para proporcionar valor a la empresa e impulsar el
cambio, ofreciendo un foro para el reconocimiento, dando a conocer la
organización y permitiendo la armonización.
El
estudio señala que cuando algunas personas definen el concepto de
"social" piensan en chatear con amigos y en compartir lo que han
comido hoy. Aunque eso es cierto en los entornos sociales personales, la
tecnología social en la empresa tiene el poder de transformar el modo en que
las personas se comunican, comparten información y realizan su trabajo.
La
clave consiste en empezar poco a poco, usando los medios sociales de formas
específicas que puedan proporcionar ventajas inmediatas y, después, basarse en
los logros para expandir su uso. También es esencial que los directivos
escuchen a las personas que usan la tecnología para saber qué funciona y qué
no.
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