Si no hay productividad sencillamente no hay negocio. Toda
organización surge con el objetivo de ser productiva. Esa es la apuesta, pues
de ello derivará la rentabilidad que todos buscan al montar un negocio. Pero la
productividad no es un asunto que únicamente dependa de los factores externos al
trabajado, sino que igualmente exige de su esfuerzo personal.
Ya en varias ocasiones hemos referido cómo la motivación o
los beneficios que desde la organización se hacen favorecen la productividad de
los trabajadores, pero esta vez queremos subrayar que existe otro factor igualmente
importante: el propio trabajador. Y es que sin la predisposición y buenos
hábitos de este, será imposible lograr un resultado positivo.
El procrastinar y los ladrones de tiempo son los enemigos
número uno de la productividad del trabajador, pero no son los únicos, pues hay
que adicionarles. ¿Cuáles son? Veamos:
1. Evitar la multitarea. Entiéndalo, no es posible hacer dos
o tres actividades a la vez. El ser humano no está en capacidad de hacerlo. Por
tanto, es absolutamente falso que esta práctica incremente la productividad,
por el contrario, aleja al trabajador del rendimiento óptimo y se termina por
no dar lo que requiere cada labor.
El cambio o alternancia de actividades sólo trae consigo
desconcentración y ralentización del tiempo de acción.
Utilice el tiempo en las actividades importantes y llévelas
a cabo una a la vez. Enfocándose en cada labor hará rendir más las energías y
realizará un trabajo más óptimo.
2. Clasifique las actividades según su importancia. Organice
o agende las tareas atendiendo en primer lugar las urgentes y prioritarias.
3. Manténgase alejado de las distracciones. Aléjese de los
elementos distractivos como el teléfono o tableta. Concéntrese para evitar esos
otros factores con los que no puede poner distancia, tales como las redes
sociales, correo o páginas no productivas.
4. Descarte las actividades improductivas. Hay tareas que
sencillamente no son provechosas, por tanto, no las haga, no pierda el tiempo
con lo que no aporta nada.
Organizarse le hará más productivo, sin dudas, sólo es
cuestión de hacer una agenda y cumplir rigurosamente con lo allí establecido.
Incrementar la productividad en las empresas reduce costos,
aumenta la competitividad y mejora la moral y la recuperación de la inversión en
los empleados.
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