Por
Mauro Libi.- Se trata de un fenómeno indeseable,
pero real, ante el cual hay que estar atento para evitar a toda costa que se
lleve a cabo en su organización. Hablamos del mobbing o acoso laboral, un grave problema que afecta a cada vez
más trabajadores.
No es cualquier cosa, es una situación que
atormenta a quien la padece y hace que algo tan rutinario como levantarse cada
mañana y disponerse a ir al trabajo se convierta en una verdadera pesadilla.
Por lo general, los trabajadores acosados,
son personas que se encuentran aisladas y son objeto de humillación y amenazas
por parte del acosador. Se sienten angustiadas y no encuentran una vía que les
permita salir de la situación, por lo que viven su tormento en silencio.
La sociedad y las organizaciones,
lamentablemente, optan la mayoría de las veces por ignorar el problema,
minimizarlo, desconocerlo. Las víctimas terminan siendo tomadas por exageradas
y hasta desmentidas cuando se atreven a denunciar, dada la poca receptividad
que obtienen del entorno.
También ocurre, que habiendo aceptado el
problema no se sepa qué hacer ni a quién acudir.
Aunque no hay estadísticas firmes, estudios
señalan que el acoso laboral o mobbing puede
afectar hasta un 35 por ciento de la población trabajadora en algunos países,
una cifra nada despreciable que hace que sus efectos se sientan en las
organizaciones con ausentismo, baja productividad y rendimiento e insoportables
ambientes de trabajo.
Para quienes son víctimas de esta
humillante situación, permanecer ocho horas en el lugar de trabajo puede
convertirse en una auténtica tortura. La dinámica de trabajo se hace
insostenible, pues la salud emocional de los involucrados se ve seriamente afectada.
Estamos, por tanto, en presencia de un
grave problema social que amenaza el equilibrio de empresas y trabajadores.
La denominación mobbing proviene del verbo en inglés “mob”, que entre sus
acepciones tiene la del acoso, el ataque y la agresión.
El término se ha traído al ámbito laboral
para denotar las acciones de hostigamiento que sufren algunos empleados, el
cual busca debilitarlos y causarles miedo psicológico.
Los nuevos empleados de las organizaciones
suelen convertirse en la carnada ideal para los acosadores, personas con baja
autoestima, introvertidas, que se inmovilizan ante los ataques y no saben cómo
imponerse ante quien les hostiga.
Las organizaciones y en especial las
direcciones de recursos humanos deben mantenerse al pendiente para detectar
este tipo de comportamientos. La observación permanente del personal es fundamental para que estas situaciones
queden en evidencia lo antes posible.
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