Desde 2005 la Fundación Casa Hogar Al Fin
constituye el primer y principal proyecto de inversión social de nuestra
organización que se ha propuesto desde sus inicios aportar recursos, voluntad y
corazón a la niñez en estado de desprotección familiar, creando un modelo de
atención básica e integral que supere el viejo concepto de albergue y que se
acerque en gran medida al modelo de hogar tradicional, siendo a su vez
replicable en cualquier localidad del país.
Es así como lo que fue una iniciativa
filantrópica, pasó a ser una pasión y un compromiso social que lleva en su
haber más de 80 niños y adolescentes atendidos en forma integral, digna y
responsable, bajo un ambiente cálido y familiar, mejorando su calidad de vida y
sus posibilidades para una vida plena, productiva e independiente.
Hoy mostramos con orgullo la Casa Hogar Al
Fin de Caraballeda, un valioso aporte a la comunidad de esa entidad litoralense
que apuesta por una infancia feliz y segura a tantos niños y adolescentes en
situación de abandono, orfandad y maltrato, proporcionándoles abrigo,
educación, recreación y una convivencia a base de afecto, honestidad, respeto,
tolerancia, solidaridad y trabajo en equipo, como valores fundamentales para
formar ciudadanos responsables y útiles al país.
"Para nosotros, la Fundación es una
prioridad, una acción que realizamos convencidos de que con cada niño
recuperado estamos dando un gran aporte para un vida futura. Nuestra filosofía
se resume en quererlos, educarlos y apoyarlos en sus necesidades como lo haría
cualquiera de nosotros en nuestra propia casa, y los resultados nos llena de
mucha satisfacción y confianza en el porvenir de estos muchachos”, indicó el
presidente y fundador de la Casa Hogar Al Fin, Mauro Libi Crestani.
Hasta ahora, más de 30 organizaciones
públicas y privadas se han comprometido con la donación de bienes y servicios
de diversa índole. Alimentos, prendas de vestir, útiles escolares, artículos
deportivos, computadoras, operativos de salud, cursos de capacitación, etc.
Jonathan
Correa: Debería haber más casa hogares en todo el país
Desde muy temprano se le puede ver por las
dependencias del área administrativa, con su trato amable y reservado, Jonathan
Correa tiene 22 años, es analista de recursos humanos en Inproceca y desde allí
nos cuenta su experiencia de vida en la Casa Hogar Al Fin de Caraballeda.
“De principio a fin fue algo muy alegre, me
sentí a gusto conmigo mismo y con las personas que me educaron y que siguen
siendo parte de mi vida, porque los considero como mi familia.
A lo largo de los 11 años en los que
compartió espacios y afectos con otros niños en condición similar, Jonathan
destaca de todo lo vivido, “el cariño de esas personas, el trato y los valores
que allí aprendí”. Sin embargo, atesora también las temporadas deportivas, su
afición por el dibujo al que le dedicó tantas horas, y su educación formal y
universitaria que lo llevaron a ser hoy un ciudadano de bien y un profesional
con muchas ganas de servirle al país.
-¿Qué opinión tienes de
iniciativas como ésta en favor de los niños?
-Pienso
que deberían sumarse más compañías a programas de labor social de este tipo
para todo el país y así ayudar a mayor cantidad de niños y jóvenes que
actualmente lo necesitan.
-¿Estarías dispuesto a
colaborar en un proyecto similar?
-Claro
que sí. Aunque sigo frecuentándolos, volvería como instructor para ayudar a
seguir formando muchachos, darles educación e inculcarles valores como lo
hicieron conmigo.
-¿Qué le dirías a tus
compañeros que siguen al cuidado de esta Fundación?
-Mi
mensaje es que sigan luchando y que tengan fe de que sí se puede alcanzar con
esfuerzo propio todo lo que soñamos.
Visita también: