Por Mauro Libi.- Cuando hablamos de inteligencia económica o
inteligencia competitiva, como también se le conoce —incluso, a veces se la nombra
como inteligencia empresarial— estamos haciendo referencia a las actividades por
medio de las cuales se recaba, trata y difunde información que es útil a los
actores económicos, todo con el propósito de su explotación desde el punto de
vista práctico, es decir, que tenga aplicación en situaciones concretas.
Y es que el éxito muchas veces no depende
de los recursos con que se cuente sino de la manera en que se emplean, pues si
se hace de manera inteligente, audaz, unos recursos escasos pueden tener un
gran provecho.
Por ejemplo, no es necesario ser una gran
corporación, ni contar con muchos recursos para decidir invertir en una buena estrategia de mercadeo.
Su organización puede sumarse a la
inteligencia competitiva actuando con previsión, es decir,
recolectando
información sobre el ámbito de su competencia comercial y, a partir de ella,
llevar a cabo una planificación de las estrategias a implementar para
posicionarse en el mercado tanto en el corto, como en el mediano y en el largo
plazo.
Actuar con inteligencia competitiva es
buscar toda la información posible sobre la clientela, las marcas que dominan
en el mercado, las oportunidades de negocio existentes en esa área, de tal
manera de poder actuar con antelación y previsión y su empresa o emprendimiento
pueda ubicarse, encontrar un sitial en el mercado.
Los objetivos de la inteligencia
competitiva son optimizar la capacidad competitiva de las organizaciones, pues
no se trata solamente de competir con los otros negocios del ramo, sino saberlo
hacer de manera de ubicarse a la vanguardia.
La inteligencia competitiva facilita la
toma de decisiones, pues al contar con la información adecuada, es posible
prever los movimientos que se suscitarán en el mercado, las tendencias y, en
consecuencia, se pueden establecer las estrategias convenientes de mercadeo.
La inteligencia competitiva permite
identificar las oportunidades de negocio que existen en el área de acción de su
empresa o emprendimiento.
Como ya dijimos, la inteligencia
competitiva ayuda a vislumbrar las tendencias del mercado, con lo que es
posible ver con antelación, con tiempo suficiente, las necesidades y poder
actuar en consecuencia. Cuando usted puede ver cuáles son y de qué manera puede
atender las necesidades de la clientela, está ubicándose por delante de sus
competidores en el mercado.
Hay que advertir que inteligencia
competitiva no es espionaje empresarial. Nada que ver. Es previsión, es manejo
adecuado de la información de manera legal y transparente, con ética.
La inteligencia competitiva ayuda a un
correcto monitoreo del mercado, sus agente y dinámicas; ayuda a analizar
adecuadamente la conducta de los clientes o posibles clientes; permite detectar
las necesidades del público y las nuevas oportunidades de negocio.
A partir de allí, se pueden elaborar planes
de mercadeo y acciones a largo plazo que ayudarán a su organización a estar un
paso delante de la competencia.
Con el manejo adecuado de la información y
la inteligencia competitiva es posible proyectar el estado del mercado y su
conducta, tanto en lo inmediato como en el mediano y largo plazo.
La inteligencia competitiva le ayudará a
prever la conducta del resto de las organizaciones de su área de acción,
identificar las alianzas que sea necesario implementar, las estrategias a
seguir, las inversiones necesarias.
Se podrán establecer las prioridades y evaluar
la cadena de producción de su organización y la del resto de las marcas.