Por Mauro Libi.- ¿Quién de nosotros en algún momento de nuestras
vidas no hemos experimentado sentimientos negativos? Estas sensaciones nos
permiten ver el mundo desde otro punto de vista, pero no significa que nos
tengamos que inmovilizar. Es preciso analizar y sacar lo bueno, lo positivo de
las emociones negativas. Debemos aprovechar lo que nos pueden aportar y, luego,
erradicarlos y olvidarlos como si fueran un mal sueño.
Funcionan como un medidor de temperaturas, como un llamado de
alerta que nos informan que algo no va bien y se manifiestan en forma de malestar.
Pero no todo es malo cuando los padecemos y sentimos, también tienen su parte
positiva: nos enseñan nuevas conductas, nos permiten crecer porque nos ofrecen
otra experiencia de vida y un nuevo aprendizaje promoviendo conductas
positivas.
Uno de los más comunes, es sentir envidia, por las cosas, por el
trabajo, por la casa, por el vehículo e incluso por la pareja que tienen los
demás. Este es un sentimiento terrible que a veces nos tuerce la mente; nos
sentimos frustrados e inseguros, pero somos seres pensantes e inteligentes lo
cual nos permite decidir que no debemos andar siempre envidiando a todo a todo
el mundo; debemos sacar este mal gusto, echarlo, erradicarlo de nuestro sentir;
abriéndole la puerta y dejarlo que se vaya.
Otra manera de percibirlos es a través de la culpa, la sentimos cuando hemos herido a otra
persona, con intención o sin ella. Es una especie de malestar que nos agobia
pero que a la vez nos motoriza y nos hace reflexionar para que la próxima vez
tengamos más cuidado. Este sentimiento negativo nos permite pensar qué
haríamos de forma diferente la próxima vez, y a partir de ahí, borrón y cuenta
nueva, de aquí en adelante el objetivo será cultivar emociones positivas y
buscar el bienestar.
La inseguridad, la vergüenza y el miedo son sentimientos perversos que nos
provocan reacciones en el cuerpo y en la mente que nos afecta de tal manera que
lo podemos interpretar como una amenaza. La frustración nos ataca cuando
percibimos la posibilidad de no estar a la altura como por ejemplo de un
compañero de trabajo. Los sentimientos negativos también se apoderan de
nosotros pensando que nos puede pasar algo muy malo como por ejemplo que nos
disparen para quitarnos el celular, o pensar que nos va a dar un infarto,
perder el trabajo o sencillamente ser rechazados por esa persona que nos atrae
de una manera sobrenatural.
Pero, el verdadero peligro de padecer estos sentimientos
negativos es dejar escapar las oportunidades, no luchar por ellas, porque ahí
es donde está la derrota y no reconocer que somos capaces de promover en
nosotros mismos conductas positivas que nos llevan a ser personas exitosas con
un alto grado de bienestar emocional.
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