lunes, 13 de marzo de 2017

¿Cómo medir su éxito profesional o empresarial?



Por Mauro Libi.- Es una pregunta permanente que se hacen los seres humanos: ¿Lo estoy haciendo bien? Es normal, y menos mal que así es.

Querer medir el nivel de éxito que tenemos es bueno.

¿Fue una decisión acertada la que tomé? ¿Voy por buen camino? Son interrogantes que conducen a evaluar nuestro desempeño profesional o empresarial.

Para el novel emprendedor es una pregunta diaria.

Lo malo es cuando el asunto se convierte en obsesión, pero todo en su justa medida es normal y hasta sano que suceda.

Detengámonos en el segundo de los escenarios, ese en el que la pregunta se vuelve compulsiva. Aquí todo indica inseguridad y miedo al fracaso en grado superlativo.

Tenga presente que aunque le vaya mal, eso no quiere decir que lo ha perdido todo ni que usted es un fracasado sin futuro.

Cuando se empieza una empresa, un emprendimiento, cuando comenzamos en un nuevo trabajo, en fin, tenemos dos alternativas ante nosotros: que nos vaya bien o que nos vaya mal.

Lo primero es siempre lo deseable, pero lo segundo no es el fin del mundo.

Lo importante es no dejarse dominar por el miedo, al extremo de que este lo paralice y le impida avanzar por querer únicamente estar evaluando cada paso que da.

Al primer paso debe seguirlo en el segundo y luego el tercero.
Es decir, hablamos de avanzar. Eso es lo importante.

Todos tenemos un medidor interior, algo que nos emociona internamente, esa  vocecita de la que hablan algunos que dice cuando algo le gusta o no, que le habla de la satisfacción que siente con lo que hace.

Es importante hacerle caso a esa intuición que todos tenemos.

El no ver progreso de ningún tipo es un indicativo sobre el sentido de la marcha. Es natural, normal, que al principio de toda aventura emprendedora sea poco lo que se vea como progreso. Es el tiempo de siembra, por lo que hay que esperar la cosecha, la cual depende de la naturaleza del negocio. 

Conocido ese tiempo y habiendo visto que ya ha transcurrido sí es pertinente decidir si seguir al constatar la falta de avance.

Por último y no por ello menos importante, está el constatar que el emprendimiento o trabajo simplemente no le deja tiempo para nada, principalmente para usted y su familia. Sabemos que emprender conlleva sacrificios, pero esto no quiere decir que deba abandonarse usted ni a los suyos.

Si su trabajo o negocio sólo le causa estrés y ninguna satisfacción, pues entonces es tiempo de evaluar qué tanto le conviene o quiere si proseguir bajo estas circunstancias.



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sábado, 11 de marzo de 2017

Ante la crisis hay que fajarse y echar para adelante



Por Mauro Libi.- ¿Estamos en crisis? ¿La situación está difícil? ¿Las oportunidades son cada vez cas escasas? La respuesta a estas y a preguntas similares es un rotundo “sí”.

¿La alternativa ante este panorama entonces es tirar la toalla? ¿Claudicar? En este caso la respuesta es un rotundo “no”.

Es innegable que el mundo entero atraviesa una severa crisis económica —por no hablar de otros órdenes— y frente tales circunstancias el ser humano sólo puede plantearse como escenario el seguir adelante, “fajarse bien los pantalones” y echar adelante, luchar contra la adversidad.

Para ello es fundamental dejar de lado la pasividad y asumir un papel proactivo, creativo, innovador. ¿El objetivo y las metas? Pues, sencillamente superar la coyuntura.

Regodearse en la tragedia no lleva a ninguna parte, salvo a más frustración y, lo más seguro, a una terrible depresión.

El secreto está en saber convertir las dificultades en oportunidades.

Es, para decidirlo en lenguaje llano, asumir como política y filosofía lo que plantea el refrán popular: Si del cielo caen limones, pues entonces haz limonada.

Los berrinches y pataletas no van a ayudarle a nada, así que lo inteligente es controlar el sinfín de emociones negativas que toda crisis trae consigo y trabajar con ingenio en la búsqueda de soluciones.

Lo malo es que pareciera que no todos están dispuestos a asumir esta actitud positiva y proactiva. La mentalidad según la cual los estados deben proveer y solucionar todos los problemas sigue prevaleciendo.

Estamos ante un problema de madurez, obviamente.

A la sociedad actual le corresponde ponerse los pantalones largos si quiere salir del atolladero en que se encuentra. Cada individuo tiene un papel protagónico en esta historia y como tal debe actuar. Del mismo modo, las organizaciones también tienen su cuota.

Abandonar el paternalismo, asumir un papel activo, participativo y tener claro que todos tenemos que hacer sacrificios.

¡Todos!

¡Sin excepción!

La comunicación es vital en este proceso. Gobiernos, organizaciones y trabajadores tienen que hablar con claridad, sin medias tintas, con los pies puestos sobre la tierra aunque sin perder las esperanzas, algo que es fundamental no perder nunca.

Sustituir el ustedes por el nosotros y remar todos en el mismo sentido. Es lo que toca, ese es el reto.



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viernes, 10 de marzo de 2017

Jugar en el trabajo, ¿un despropósito?



Por Mauro Libi.- Si a nuestros abuelos les hubieran planteado la posibilidad de jugar en el trabajo seguramente habrían mandado a la porra al autor de tal despropósito, porque ¿quién ha visto semejante disparate? Al trabajo se va a trabajar, no faltaba más.

No decimos que en lugar de sus labores usted llegue a su centro de trabajo a jugar una partida de monopolio, no, nada de eso pretendemos. Nos referimos a los juegos y camaradería que le imprimen a la jornada laboral un clima de alegría y jovialidad.

Hablamos de los juegos entre compañeros de trabajo, a esos momentos que ocurren cada cierto tiempo durante la jornada y que no pasan de 5 o 10 minutos a lo sumo, pero que recargan las pilas como para cinco horas más de labores.

Entre tarea y tarea suele ser el momento en que se producen estas situaciones imprevistas, un gracioso chiste o una agradable anécdota, la referencia a una situación particularmente curiosa a que se hace referencia mientras se toma un café o un poco de agua.

Incluso, algunas empresas o emprendimientos lo establecen como política dado los trabajos de alta concentración, de larga duración o de mucha crudeza, que tienen como rutina. Estos momentos se constituyen como un relax o una manera de bajar la alta tensión reinante entre los integrantes de los equipos de trabajo.

Pues bien, como todo, esto tiene su sus aspectos positivos y sus aspectos negativos que considerar.
Como positivo podemos ver el juego, la chanza, el chiste, como una terapia de socialización entre los compañeros de trabajo que permite el intercambio y la profundización de las relaciones.

Algunas organizaciones propician actividades de recreación lo cual les permite, además, tener el control sobre los empleados.

Igualmente, el juego sirve como elemento para retomar la concentración, toda vez que se sabe que la atención humana es bastante corta, de hecho comienza a disminuir progresivamente conforme pasa el tiempo. En tal caso los momentos de distracción, unos cuantos minutos, tienen un efecto relajante que ayuda al rendimiento en el trabajo.

El juego también puede mejorar la relación entre la organización  y sus trabajadores.

Entre los aspectos negativos tendríamos aquellas situaciones en las que la empresa pierde el control sobre el tiempo y el corto momento para el chiste se convierte en un desorden permanente en el que se descuida el trabajo y hasta se puede poner en riesgo la seguridad empresarial y de los trabajadores.

Cierto tipo de trabajos no admiten distracciones, pues ello puede significar un riesgo para la vida o la seguridad del personal y hasta de los clientes.



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