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sábado, 22 de abril de 2017

Mauro Libi: Positividad en el trabajo en su justa medida




La llama ni tanto que queme al santo ni tan poco que no lo alumbre, reza el refrán. Un sentir de la sabiduría popular que es bueno tener presente a la hora de aplicar la positividad en su lugar de trabajo. Es que cuando esta emoción la manejamos en su justa medida puede derivar en más innovación, menor ausentismo y mejor resolución de problemas.

El control emocional es fundamental, ya lo hemos dicho en decenas de oportunidades. Por ejemplo, tener dominio sobre las emociones negativas ayuda a que el ser humano permanezca alerta sobre los riesgos y peligros, contribuyendo así a la preservación y la solución de problemas.

En cuanto a las emociones positivas aún hay mucho que investigar respecto a cuestiones como la supervivencia, por ejemplo. Sin embargo, algunas experiencias apuntan que manejadas adecuadamente, las emociones positivas permiten alcanzar bienestar en el lugar de trabajo.

Los estudios han determinado que las emociones positivas tienen efectos en la salud de los trabajadores. Se estima que cambios en el pensamiento, por ejemplo, pueden tener efectos dinámicos en la salud, incluso a nivel celular.

Se cree que las emociones positivas afectan el sistema inmunológico al tiempo que reducen la inflamación y ayudan a los genes antivirales y anticuerpos.

De igual manera, sentirse bien reduce el ausentismo de los trabajadores en sus centros de trabajo.
Como lo apuntamos al principio, las emociones positivas se vinculan a una mayor innovación, a una mejor resolución de problemas, al igual que a una mayor conectividad entre los trabajadores.

Hay quienes piensan que las emociones positivas se asocian con el pensamiento holístico y con un mejoramiento de las habilidades.

Mientras que la negatividad constriñe la experiencia, estrecha la atención e incrementa el pensamiento analítico, el pensamiento optimista se asocia al entendimiento de los riesgos.

En el lugar de trabajo es preciso manejar las emociones positivas atendiendo una proporción de 3 a 1. La positividad es saludable y productiva en cierta medida, pues al sobrepasarse la mano en juegos y diversión en la empresa, el resultado es el decrecimiento de los niveles de productividad. Como en todo, el exceso es contraproducente.

Hay que advertir que las emociones, sean positivas o negativas, son contagiosas.
Por tanto, es preciso estar atentos a esto para medir cuando estamos en uno u otro extremo.


Cualquier exceso, tanto de las emociones negativas como de las positivas, puede ser altamente contraproducente en el lugar de trabajo.

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