lunes, 29 de marzo de 2021

Mauro Libi: ¿Debe cambiar el enfoque del liderazgo tradicional?


Por Mauro Libi Crestani

Recientemente, leí un artículo donde se explica la teoría de la doctora Jacqueline Baxter, sobre los modelos de liderazgo y la personalidad de quienes ejercen esta posición dentro de una organización. Me pareció interesante, ya que ella señala que las personas ruidosas y seguras, con soluciones rápidas y una agilidad mental envidiable, no siempre son el jefe ideal.

Jacqueline Baxter es profesora de Política y Gestión Pública, en la Universidad Abierta del Reino Unido, y se ha tomado un tiempo para estudiar el perfil establecido con el que cualquier persona podría lograr ser un buen líder gerencial, y compararlo con aptitudes y actitudes totalmente diferentes que ha evidenciado en líderes que han tenido éxito.

Generalmente, cuando le preguntas a alguien por las características de un buen líder, la mayoría responde: seguro, decisivo y que tiene una respuesta para todo, sin embargo, la doctora explica que en la actualidad, con los cambios que ha generado la crisis sanitaria, un verdadero líder necesita un enfoque más considerado.

Según un estudio, el 98% de altos ejecutivos obtenían una puntuación por encima del promedio en la escala que mide el nivel de extroversión, pero el común de las personas no están satisfechos con sus líderes. Por lo tanto, sería bueno volver a examinar la forma en que nuestra sociedad ve el liderazgo eficaz.

La mayoría de los cursos de liderazgo tienden a centrarse  en actividades de equipo que son extrovertidas, como establecer conexiones y hacer presentaciones, haciendo pensar que las personas más tranquilas no tienen cualidades adecuadas para ser un buen líder.

Jacqueline Baxter destaca que los introvertidos aportan mucho a la mesa, porque es más probable que escuchen y procesen las ideas de su equipo, considerando sus ideas con más atención antes de tomar decisiones, ya que son más reflexivos y más propensos a dar crédito a los miembros del equipo por sus ideas y desempeño.

En mi experiencia, para ser un buen líder es necesario concentrar lo mejor de ambos extremos, es decir, extrovertido e introvertido, siempre y cuando la situación lo amerite.

  


 

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