Por Mauro Libi Crestani
Recientemente, leí un artículo donde se explica la teoría
de la doctora Jacqueline Baxter, sobre los modelos de liderazgo y la personalidad
de quienes ejercen esta posición dentro de una organización. Me pareció
interesante, ya que ella señala que las personas ruidosas y seguras, con
soluciones rápidas y una agilidad mental envidiable, no siempre son el jefe
ideal.
Jacqueline Baxter es profesora de Política y Gestión
Pública, en la Universidad Abierta del Reino Unido, y se ha tomado un tiempo
para estudiar el perfil establecido con el que cualquier persona podría lograr
ser un buen líder gerencial, y compararlo con aptitudes y actitudes
totalmente diferentes que ha evidenciado en líderes que han tenido éxito.
Generalmente, cuando le preguntas a alguien por las
características de un buen líder, la mayoría responde: seguro, decisivo y que
tiene una respuesta para todo, sin embargo, la doctora explica que en la
actualidad, con los cambios que ha generado la crisis sanitaria, un verdadero líder necesita un enfoque más considerado.
Según un estudio, el 98% de altos ejecutivos obtenían una
puntuación por encima del promedio en la escala que mide el nivel de
extroversión, pero el común de las personas no están satisfechos con sus
líderes. Por lo tanto, sería bueno volver a examinar la forma en que nuestra
sociedad ve el liderazgo eficaz.
La mayoría de los cursos de liderazgo tienden a centrarse en actividades de equipo que son extrovertidas,
como establecer conexiones y hacer
presentaciones, haciendo pensar que las personas más tranquilas no tienen
cualidades adecuadas para ser un buen líder.
Jacqueline Baxter destaca que los introvertidos aportan
mucho a la mesa, porque es más probable que escuchen y procesen las ideas de su
equipo, considerando sus ideas con más atención antes de tomar decisiones, ya que son más reflexivos y
más propensos a dar crédito a los miembros del equipo por sus ideas y desempeño.
En mi experiencia, para ser un buen líder es necesario
concentrar lo mejor de ambos extremos, es decir, extrovertido e introvertido,
siempre y cuando la situación lo amerite.
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