Por Mauro Libi.- No es cosa fácil ser un líder, no todos
están dispuesto a tomar la responsabilidad, la difícil tarea de guiar a otras
personas en torno a un fin común.
Tomar las riendas de un grupo de personas o de una
organización es una tarea ciclópea que no todos están dispuestos ni están
preparados para asumir.
Puede que usted sea uno de los pocos dispuestos, que esto
sea parte de sus objetivos de vida o que, simplemente, la vida, las
circunstancias, lo hayan llevado a ubicarse al frente de una institución, de
una empresa o emprendimiento, de una organización cualquiera.
Liderar, conducir a otros, pasa obligatoriamente —es
condición indispensable— por conocerse primero a sí mismo y luego conocer a
quienes estarán bajo su egida. Hablamos de la visión del mundo, visión de la
organización, forma de pensar, creencias, valores, entre otros factores.
Según algunos especialistas existen niveles de conciencia
que permiten conocer la visión del mundo de las personas a cargo de un líder.
Se trata de niveles de los que se puede entrar y salir de acuerdo a las
circunstancias.
Manejar esta información sobre los niveles de conciencia
facilitará las tareas de motivación que deben emprenderse cuando se está a la
cabeza de un grupo.
Clasificados en colores, el primero de estos niveles de
conciencia es el beige, el cual corresponde a la conciencia instintiva, aquella
por la que el hombre hace lo que sea por mantenerse vivo. Es una instancia que
permite la supervivencia, luchar, hacer frente a los riesgos, es lo que hace
correr, huir para salvar la vida.
Luego tenemos el nivel de conciencia púrpura, que tiene que
ver con la conciencia tribal, la lleva a buscar la seguridad en el grupo. Este
nivel necesita que exista un grupo y un líder que lo comande.
El nivel de conciencia rojo o conciencia de poder, es el que
busca establecer el poder sobre los demás. Corresponde a los líderes naturales.
El problema aquí es el alto nivel de egocentrismo que lleva a no escuchar al
resto de los integrantes del grupo.
El nivel de conciencia azul, es el correspondiente a la
conciencia normativa, el cual procura el orden y estar seguro de cada paso que
se da y sus consecuencias. Este nivel permite el liderazgo, el asunto es que se
requiere de transformar la vieja doctrina de las organizaciones llevadas bajo
el orden y planeación, por los nuevos esquemas basados en la participación.
El nivel de conciencia naranja es el de la conciencia práctica
el cual se caracteriza por estar en un constante movimiento. En este nivel se
analizan las estrategias a seguir con el objetivo de lograr el éxito. Son
emprendedores por naturaleza.
El nivel verde es el de la conciencia ecológica el cual
corresponde al líder que es igualitario y que construye en equipo, partidario
de los consensos, su intención no es hacerse del poder, aunque tampoco está
dispuesto a someterse a este.
Luego tenemos el nivel amarillo, el de la conciencia integradora.
Aquí encontramos al líder flexible, el que se preocupa porque el éxito sea
equitativo, para él y los demás. Su eslogan es ganar-ganar.
El nivel turquesa es el de la conciencia holística, aquel
que procura la armonía global. En esta instancia encontramos a los grandes
líderes mundiales. No todos logran llegar a este nivel.
Conocer y manejar esta información permitirá la gestión de
equipos de trabajo con una mayor facilidad.
Lo fundamental es que el líder o candidato a serlo, entienda
que sin conocimiento integral de sí mismo difícilmente podrá guiar a otros. Es
importante ubicarse, saber en qué nivel está. Igualmente dedique tiempo a
intercambiar con su equipo de trabajo, conózcalo.
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