Por Mauro Libi.- Pese a los esfuerzos que hacen muchas
organizaciones, sus trabajadores no terminan de sentirse satisfechos con las
remuneraciones que reciben, una insatisfacción que sienten los humildes
empleados pero también los más encumbrados directivos.
¿Por qué ocurre esto?
Puede que sea porque las empresas y emprendimientos siguen
atados a viejos criterios relacionados con políticas salariales en lugar de
innovar y avanzar en pos de una nueva y creativa visión sobre la remuneración
del trabajo.
Corresponde a las direcciones de recursos humanos explicar a
la alta gerencia organizacional que es necesario dejar atrás viejos criterios y
mitos sobre el salario y deben entender que la remuneración comprende no
solamente lo económico sino también los ambientes laborales, los incentivos y
hasta la felicidad del trabajador.
Se impone que las organizaciones comiencen a preocuparse más
por lo que los trabajadores hacen en lugar de lo que le cuestan a la empresa o
emprendimiento.
Un mal enfoque del sistema de remuneración puede provocar
una competencia interna desproporcionada —la competencia sana es beneficiosa
pero hay que diferenciarla de la guerra entre trabajadores— y sin sentido que
puede echar por tierra el trabajo en equipo, la colaboración
interdepartamental, los planes de formación y, por supuesto, la productividad y
rentabilidad.
Tiene recursos humanos que trabajar para quitar de la mente
de la alta gerencia empresarial la creencia de que los salarios y los costos
laborales son equivalentes.
El salario es el sueldo total de un trabajador dividido por
el tiempo.
Los costos laborales son el cálculo de los que paga una
organización a sus empleados y lo que estos producen.
Otra creencia es la de creer que los costos de una
organización se reducen con solo reducir los salarios. Creer que los costos
laborales disminuirán solamente reduciendo salarios es un error fatal, pues se
está dejando de lado una variable importantísima que es la productividad. Si no
se corrige esto pueden reducirse los salarios y, sin embargo, los costos
laborales pueden seguir en aumento.
Creer que los costos laborales bajos son una ventaja
competitiva eficaz y sostenible puede darle una gran sorpresa. Y es que los
costos laborales pueden ser la manera de competir más escurridiza e
insostenible.
Las ventajas competitivas deben provenir de la calidad, de
un acertado servicio al cliente, de la
innovación del producto, del servicio o de los procesos, de los
adelantos tecnológicos, entre otros.
Pensar que los sistemas de remuneración con incentivos
individualizados sirven para mejorar el rendimiento es otro gran error, pues
según los entendidos la remuneración por méritos individuales afecta el rendimiento,
pues desmotiva el trabajo en equipo.
Creer que el trabajador únicamente trabaja por dinero es
equivocado. Al ser humano lo lleva a trabajar también el deseo de dar sentido a
su vida, sentirse felices al desarrollar su vacación y habilidades.
Corresponde a los departamentos de recursos humanos trabajar
arduamente para sacar a la alta gerencia de las organizaciones de estos
errores.
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