viernes, 2 de junio de 2017

Mauro Libi: 6 tips para convertir nuestro hobby en un negocio






Si tenemos algún pasatiempo, “Hagamos lo que amamos y el dinero llegará”. Los emprendedores hemos escuchado este consejo cientos de veces a lo largo de los años. ¿Qué tiene de malo? En realidad, nada, pero la mayoría de la gente que intenta convertir su pasatiempo en un negocio fracasa. Terminan con un gran y caro hobby, y no con una exitosa empresa.

Sin embargo, hay unos cuantos que han logrado combinar su pasión con la inteligencia de negocios para crear ingresos a partir de algo que aman. ¿Qué es lo que hace la diferencia?

Damos 6 tips para convertir nuestro hobby en un negocio exitoso:

1. Es fundamental que compremos bien Deberíamos conocer el verdadero valor de nuestro producto y deberíamos estar dispuestos a dejar a un lado nuestros propios deseos. Mantengamos nuestra afición controlada o terminaremos con un clóset lleno de cosas imposibles de vender. 

2. Evaluemos nuestro factor de placer. ¿Convertir una actividad de ocio favorita en una empresa sería algo demasiado bueno? Algunas personas descubrimos que sí cuando hacemos el cambio, perderíamos la felicidad que nos daba hacerlo. Meditemos un tiempo para determinar cuánto en verdad amamos nuestro pasatiempo y si seguiríamos disfrutándolo después de convertirlo en una actividad comercial.

3. Evaluemos el mercado. Digamos que nos gusta decorar pasteles, y nuestros amigos y familiares siempre mis halagan por eso. ¿Hay gente que estaría dispuesta a pagarle por nuestro talento? ¿nuestro talento ha crecido al nivel de otras personas en el mercado? Seamos honestos con nosotros mismos. Recordemos, la familia y los amigos tienden a decir cosas bonitas. Si la respuesta es sí, entonces cómo podríamos sobresalir de la competencia. Quizás deberíamos llenar un nicho especial u ofrecer precios más bajos que los de los competidores.

4. Pongamos nuestro precio. Es importante cobrar lo suficiente por un producto o servicio para generar ganancia. Para determinar el precio correcto, necesitamos sumar nuestros gastos y calcular los factores intangibles, como el tiempo que nos demanda la tarea. Luego preguntemos si la gente estaría dispuesta a pagar esa cantidad.

5. Es conveniente probarlo. Siempre es bueno probar las aguas primero, así que consideremos iniciar nuestro negocio como un trabajo de medio tiempo sin abandonar el empleo formal. Sólo recordemos que los clientes igual esperarán el tipo de servicio que obtendrían de una operación de tiempo completo. Estemos preparado para poner todo de nuestra parte y manejar el crecimiento de su negocio con cuidado.

6. Hagamos el cálculo. Estimemos el capital de nuestra empresa, la cantidad de dinero que necesitaremos para ponerla en pie y operarla; y nuestro capital de trabajo, la cantidad que necesitaremos para mantenernos a flote hasta que generemos rentabilidad. De esta manera sabremos cuánto dinero deberíamos gastar y en qué deberíamos invertirlo primero y en qué después, lo que nos ayudará a evitar quedarnos sin fondos muy pronto.



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Mauro Libi: Responsabilidad Social Empresarial: una tarea compartida





Cada vez más las empresas toman conciencia de la importancia de la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) e incluimos este tema en nuestra agenda desde una perspectiva que va más allá del interés de lograr el bien de las personas en forma desinteresada o de exigencias legales, incorporándola como una actividad central en el quehacer corporativo. 

La RSE constituye un nuevo enfoque, haciendo que nuestras decisiones se fundamenten en la ética y en la inclusión de los intereses de todos los públicos que afectan y son afectados por la actividad empresarial. Surge como una respuesta a la necesidad de equidad social y sirve a su vez como distintivo de competitividad al otorgarle un valor agregado a aquellas empresas que la incorporamos voluntariamente.

9 consejos que nos ayudarán compartirla:

1   La RSE es hoy en día un asunto que atañe también a otros actores como el gobierno, las organizaciones no gubernamentales (ONG) y la sociedad civil en su conjunto. Se trata de una tarea compartida en la que todos desempeñemos un rol importante dado que una adecuada gestión tendrá efectos positivos en materia de integración social, fortaleciendo el desarrollo y la sostenibilidad de cualquier proyecto empresarial con visión de futuro.

2   Su gestión debe estar a cargo de nosotros los empresarios, directores de empresas, representantes de organismos públicos, donde tengamos como norte emprender y dirigir acciones, estrategias y programas con objetivos concretos y exitosos.

3  Una gestión de responsabilidad social en nuestra empresa no es diferente a la que se realiza en una ONG o en una entidad pública. Lo importante es la forma en cómo administramos los recursos y las personas; y cómo tomamos en cuenta las expectativas y necesidades de los organismos públicos interesados y del medio ambiente en el cumplimiento de los objetivos de las empresas.

4  Hace falta que los gobiernos promuevan una política de RSE. Se requiere, por ejemplo, leyes que respondan a los intereses de los países, apoyando o creando entidades que contribuyan al desarrollo de la RSE.

5 Otro consejo para compartirla es a través de la promoción del desarrollo de negocios forestales sostenibles y competitivos, social y ambientalmente responsables, fortaleciendo capacidades técnicas y empresariales mediante servicios innovadores de financiamiento, información, investigación, capacitación y gestión empresarial.

6 Las ONG deben impulsar la creación de bolsas de proyectos creativos y exitosas que apoyen y premien la investigación; y la promoción de nuevas ideas para el desarrollo de planes que mejoren la calidad de vida de los pobladores de menores recursos, involucrándolos en el proceso para que logren sus objetivos por sí mismos.

7 Las empresas privadas tienen un rol clave en el desarrollo de planes y proyectos para compartir la RSE.

8 La RSE y la sustentabilidad es tan importante, en tanto que vislumbra que el bien común es un trabajo de todos para todos.


9 La RSE es una tarea compartida en la que cada uno de los actores, ya seamos públicos o privados, tenemos una participación definida que deberíamos cumplir a cabalidad.