Por Mauro Libi.- Lo ascendieron en su empresa.
¡Éxitos!
Pero no sólo eso, no es un ascenso
cualquiera, ahora es el jefe de su división o departamento.
Entonces, ¡atención!
Tiene que estar prevenido evitar cometer los
errores en que suelen incurrir quienes son elevados a posiciones de liderazgo.
Esta nueva responsabilidad implica más
trabajo, más probidad y estar al pendiente, en constante aprendizaje, para
mejorar su carrera profesional.
Lo primero que tiene que entender es que el
concepto de jefe cambió y ya no se trata del viejo gruñón y déspota que desde
una posición superior martirizaba a sus trabajadores para que cumplieran los
objetivos y metas trazados por la oficina.
El nuevo jefe debe ser ampliamente comunicativo
y tener una gran capacidad para resolver conflictos.
Pero veamos cuáles son los cinco errores
más comunes que cometen los nuevos jefes:
1. Pretender ocultar los problemas es una
reacción muy común, lo cual es nada recomendable. El avestruz oculta su pequeña
cabeza y deja al descubierto su gran cuerpo. No haga usted lo mismo. Los
problemas hay que enfrentarlos, esa es la actitud que debe asumir un
profesional.
2. Querer presentarse como alguien que lo
conoce y sabe todo es una actitud equivocada. Téngalo presente: Los sabelotodos
no existen, así que no presuma de ser uno porque le puede ir muy mal. Mentir no
está bien, así que si no conoce de un tema o no sabe cómo remediar algún
asunto, reconózcalo y, eso sí, prometa asesorarse acerca de cómo hacer y buscar
ayuda de los mejores. Seguramente entre los integrantes de su equipo está la
respuesta. La honestidad es la una de las cualidades más admiradas en un jefe.
3.No querer ni saber aceptar las críticas.
Esto es muy común, pues a la par de pretender saberlo todo, muchos sienten que
son infalibles. Y la infalibilidad, queridos amigos, sencillamente no existe.
No aceptar las críticas por el trabajo desempeñado, sobre todo cuando estas son
constructivas, es un gran error. Los profesionales deben estar dispuestos a
escuchar.
4. Excusas y más excusas. Es una salida
frecuente la de pretender justificar todas las actuaciones, sobre todo aquellas
que están erradas. Las excusas no son más que miedos. No se escude en ellas.
5. Carecer de iniciativa.
El marasmo, la incapacidad de tener iniciativas, de convertirse en una persona
proactiva, es uno de los errores más garrafales que puede cometer un jefe. De
hecho, la directiva lo puso allí para todo lo contrario, para decidir y
afrontar los problemas. Los líderes deben y tienen que crear oportunidades
donde los demás ven inconvenientes.
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