Ante los
efectos del cambio climático, la humanidad enfrenta el reto de garantizar la alimentación a las próximas
generaciones de modo suficiente, sustentable y sin agredir al medio
ambiente.
Este fenómeno
climático amenaza con aumentar los
períodos de sequía, reduciendo la disponibilidad de agua, así como el aumento de la temperatura. Esto trae un
incremento de la salinización de los
suelos que afectará notablemente a los cultivos.
En ese contexto,
La agricultura es actualmente la responsable del 10% de las emisiones totales
de gases de efecto invernadero de la Unión Europea (UE), al liberar cantidades
significativas de metano y óxido nitroso, dos potentes gases de efecto
invernadero.
De allí que
el reto propuesto se enfoque en reducir
las emisiones de gases de efecto invernadero en la agricultura, junto a
nuevas técnicas para disminuir el
consumo de agua en este sector productivo.
Ya son varios
los países e instituciones que avanzan con varios proyectos que logren
exitosamente producir alimentos con las
condicionantes del cambio climático.
Una es el Instituto Valenciano de Investigaciones
Agrias (IVIA), en el que un equipo de científicos trabaja para que los agricultores puedan mantener sus cosechas
en cantidad y calidad, reduciendo el consumo de agua.
Enrique
Moltó, director del IVIA, explica que las líneas de trabajo del instituto se
centran en la reducción del consumo de
agua con ensayos de cultivos y la optimización
del riego frente a la salinización de los suelos, la producción de patrones y variedades resistentes a la sequía y a la
salinidad, la investigación sobre los genes que determinan la resistencia a
la sequía y a la salinidad y, por último, la producción de variedades de fruta
que requieren menos horas de frío, ya
que otro efecto del cambio climático es el aumento de las temperaturas.
El académico
resaltó la importancia de lograr avances con el riego deficitario que consiste en acostumbrar a la planta a recibir
agua cuando realmente lo necesita, ya que “hay periodos del año en que no hace
falta o el agua necesaria es mínima”. Sin duda será una modalidad muy útil para
las próximas décadas.
Igual valor
se le está dando a los cultivos
resistentes a la salinización del suelo, un fenómeno vinculado con el
aumento de las temperaturas y la disminución de las lluvias.
La Hidroponía también será de suma
utilidad para enfrentar el cambio climático. Consiste en consiste en cultivar
sobre sustratos (arena, grava o elementos artificiales) en vez de tierra.
Esta práctica está alcanzando un
gran auge en los países donde las condiciones para la agricultura resultan
adversas. Combinando la hidroponía con un buen uso del invernadero se llegan a
obtener rendimientos superiores a los que se obtienen en cultivos a cielo
abierto.
Por otra
parte el déficit hídrico obliga a la racionalización
del riego, modernizando las estructuras e incorporando sistemas de riego
más eficientes. En la Comunidad Valenciana se está llevando a cabo, en este
sentido, una experiencia piloto de tele-monitorización de la humedad del suelo.