martes, 2 de octubre de 2018

Toma de decisiones: el motor que encamina al éxito empresarial



Las necesidades de las empresas son definidas según el ambiente global en que estas se encuentran, constituyendo un entorno competitivo que exige la toma de decisiones importantes y con pocas posibilidades de errores para no poner en riesgo la viabilidad de la compañía.

La creciente competitividad en que se enfrentan los mercados el día de hoy ha provocado un ambiente dinámico donde la optimización de recursos, ya se sean tanto materiales como inmateriales, sirva de alternativa para otorgar un valor agregado y supremacía para quienes lo usen de manera eficaz.

Ahora bien, si nos introducimos al tema de origen de las organizaciones buenas o deficientes en sus gestiones, debemos remontarnos al interior de la misma, específicamente en lo que se constituye como el proceso denominado “toma de decisiones”, que continuamente ha sido catalogado como el motor que le da vida a los negocios. En este proceso es donde depende gran parte del triunfo de cualquier empresa a través de la correcta elección de alternativas.

La toma de decisiones es habitual en la vida diaria de todas las personas, y al estar en contacto con ella desde que tenemos conciencia, pasamos a realizarla casi que sin darnos cuenta, comprendiéndola como parte de un aprendizaje vital.

La toma de decisiones es importante ya que por medio de ella podemos estudiar un problema determinado o situación, que es valorada y considerada para elegir la vía más adecuada a seguir según diferentes opciones y operaciones.

Cuando como directivos nos enfrentamos a una toma de decisión en la empresa, además de entender la situación que se presenta, se debe tener la capacidad de analizar, evaluar, reunir alternativas, considerar las variables, etc. Con el fin de encontrar soluciones razonables, es decir, tratar de tomar alguna decisión basada en la racionalidad.

La base más importante que sustenta una buena toma de decisiones en cualquier organización, es el aprovechamiento del conocimiento, por ejemplo: si quien toma la decisión posee el conocimiento, ya sea de los sucesos que atañen al problema o en un contexto similar, entonces este tiene la capacidad de manejar sus herramientas, fruto de las experiencias previas, y así seleccionar un curso de acción que le sea favorable para la institución.

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