Si alguien me preguntara cual ha
sido la clave para sortear dificultades y avanzar en la adversidad, le diría
sin vacilaciones que es una alta dosis de perseverancia.
Sin desestimar cualquier otro
valor dentro de la empresa, la perseverancia implica esfuerzo constante,
determinación y fuerza de voluntad. Es la que te permite intentarlo otra vez en
lugar de desistir.
La historia está llena
de casos admirables y curiosos en torno a la tenacidad necesaria para afrontar
los retos. Uno de ellos es el de Thomas Edison, quien tuvo que experimentar más
de mil “fracasos” antes de inventar la bombilla eléctrica. Su gran frase lo
inmortalizó: “10% de inspiración y 90% de transpiración”.
Esa constancia muchas veces
obsesiva y delirante es la que ha dado lugar a grandes acontecimientos que
cambian el curso de la humanidad. ¿O quién puede descalificar al genio de
América en su gesta llena de esfuerzos extremos, fracasos, muertes y traiciones
por liberar a cinco naciones?
Ahora, con esto no me refiero a
una perseverancia mecánica e irracional por el solo hecho de intentarlo otra
vez. Todo lo contrario. Al hablar de esfuerzo constante se supone el esfuerzo
inteligente, creativo e innovador que analiza permanentemente los procesos en cada
una de sus partes, hasta lograr los objetivos esperados.
Hay un dicho muy conocido
que dice “persevera y triunfarás”, pero a ese se le antepone otra sentencia:
“Para alcanzar el éxito se necesitan mil fracasos”, y en eso se resume la
importancia de ser perseverante, en que cada fracaso nos lleva a comenzar de
cero con mayor inteligencia.
Para eso se necesita mucha
claridad mental, determinación en tus metas y objetivos, no dejar que nada ni
nadie distraiga tu enfoque, ni mucho menos permitir que otros influyan o te
persuadan para abandonar tu cometido.
Piensa que en un momento
dado puedes tener honestidad, responsabilidad, organización, respeto, calidad,
confianza e integridad. Pero ante un momento difícil para la empresa, es la
perseverancia junto a la pasión, la disciplina, el pensamiento crítico y la
capacidad de adaptación y aprendizaje la nos lleva al éxito, no importa cuántas
veces haya sido intentado.
Ser perseverante es una
cualidad de quienes amamos y creemos en nuestros proyectos. Hay que recordar
que el recorrido del empresario está lleno de momentos cruciales, especialmente
difíciles en donde por un momento pensamos que hasta ahí llegamos. Si no fuera
por esa fuerza interior llena de convicción y responsabilidad, imagínense
cuantos cierres se sumarían, cuantas inversiones perdidas, empleados cesantes,
imaginemos cuantas frustraciones y sueños no alcanzados. Por eso es fundamental
cultivar el esfuerzo constante dentro de las organizaciones.
Para eso recomiendo buscar
soluciones en lugar de culpables y excusas cuando algo salga mal. Cerciórate
que absolutamente todos tus colaboradores tengan conocimiento de cuál es la gran meta, rodéate de
aquellos que creen en tu proyecto, mantenlos motivados y con tu ejemplo de
perseverancia indúcelos a seguir intentándolo cada vez mejor. Si no obtienes
los resultados esperados analiza, aprende y vuelve a comenzar.
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