Por Mauro Libi.- Sí, definitivamente, la confianza es un
valor fundamental que nos lleva a creer en el otro y, por tanto, es
imprescindible que esté presente en las relaciones que entablan los hombres y
las organizaciones.
En el campo que nos ocupa, la confianza es vital para los
profesionales y las empresas, pues permite tomar decisiones con seguridad en
aras de la eficiencia y la eficacia.
Para el emprendedor es el elemento que lo lleva a atreverse,
a dar el paso firme y contundente para acometer ese gran sueño que lo ha
llevado al desvelo durante mucho tiempo.
La confianza es la que facilita la delegación de funciones
en el seno de las organizaciones, sin ella el empresario, el emprendedor, el
jefe, no se siente capaz de depositar en sus trabajadores la responsabilidad de
sus funciones de manera de poder él asumir solamente la planificación y la
supervisión.
El modelo de la confianza se sustenta en esta, de tal manera
que predispone a los individuos dentro de las empresas y emprendimientos a
coordinar acciones con los demás. Sin confianza esto es imposible que suceda,
no se cree en las otras personas.
La confianza está compuesta por cuatro elementos que
permiten su funcionamiento: sinceridad, capacidad, competencia, e historia de
confiabilidad.
Así tenemos que la sinceridad ocurre cuando se produce una
alineación entre lo que se siente de manera íntima y lo que se siente en
público. El hombre es capaz de captar la insinceridad pero en pocas ocasiones
atiende sus mensajes. Es entonces cuando procedemos a otorgar nuestra confianza
pese a las advertencias surgidas de nuestro interior y es cuando vienen las
decepciones.
El segundo elemento, la capacidad, tiene que ver con el
tiempo que el otro está dispuesto a realizar la acción que le hemos solicitado o
el tiempo que estará dispuesto a hacer lo acordado. Se suele confiar en el otro
sin verificar si en realidad tendrá la capacidad para cumplir con lo acordado
en el tiempo en que lo hemos determinado.
Entretanto, la competencia nos lleva a creer que el otro es
competente para llevar a cabo aquello que queremos o acordamos que realice.
Desafortunadamente es muy común ver y comprobar cómo la persona en la que hemos
confiado, en realidad no reúne los requisitos para llevar a cabo la tarea o
misión que le hemos encomendado.
La historia de confiabilidad es el elemento que nos permite
medir la confiabilidad de las otras personas de manera tal que le podamos
seguir brindando nuestra confianza con base a su capacidad de cumplir o
incumplir con lo acordado.
Hay que advertir que la confianza se otorga únicamente en el
terreno de aquello en lo cual hemos formulado nuestro pedido. No se puede decir
que alguien no es confiable porque demostró su incapacidad en algo distinto a
lo que le pedimos que llevara a cabo. Por ejemplo, no deja de ser confiable el
jardinero que no sepa manejar un automóvil.
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