Uno de los
temas internacionales de actualidad que llaman mi atención y que está
relacionado con nuestra labor en el Grupo Libi tiene que ver con la inocuidad
de los alimentos vista como una responsabilidad
compartida tanto por los productores como por los procesadores y
consumidores.
Según los
registros de la Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura, cerca de 600 millones de personas enferman y
420.000 mueren debido al consumo de
alimentos contaminados por bacterias, virus, parásitos o sustancias
químicas. Además de los daños a la salud, provocan graves pérdidas económicas,
especialmente a los países de ingresos bajos y medios.
Así mismo
asegura que los alimentos nocivos obstaculizan
el desarrollo de muchas economías de ingresos bajos y medios, causándoles
pérdidas en productividad estimadas en 95.000 millones de dólares debidas a
enfermedades, discapacidades y muertes prematuras. Todo dentro del negocio de la alimentación que mueve
1,6 billones dólares, lo que equivale al 10 por ciento del comercio total anual
a nivel mundial.
La
determinación por combatir esta amenaza ha llevado a que Naciones Unidas se haya
erigido como líder de esta cruzada para fomentar la inocuidad alimentaria a través de dos de sus organismos: la Organización
de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y la Organización
Mundial de la Salud.
Inocuidad alimentaria como requisito para alcanzar los ODS
Para la
magister Gloria Tropea, responsable de la licenciatura en Alimentos de la
Universidad Católica de Cuyo UCCuyo, "La inocuidad de los alimentos
-incluyendo el agua- es un requisito
para la salud pública, y se refiere a la ausencia de todo tipo de peligro
(biológico, físico y químico) en los mismos".
Recordó que
“los peligros pueden llegar a los alimentos desde diversas fuentes
-manipulador, ambiente, utensilios, agua, origen del alimento-, por malas prácticas en la producción
primaria, mal uso de productos químicos
-como aditivos, desinfectantes, plaguicidas y alergenos entre otros; la falta de controles durante el proceso o
materias primas contaminadas, entre
otras".
La
especialista precisó que "Como punto de partida es importante comprender
que las Buenas Prácticas Agrícolas BPA
y las Buenas Prácticas de Manufacturas
BPM son un conjunto de principios, normas y recomendaciones técnicas, que
nos permiten controlar los peligros
minimizando los riesgos de ocurrencia y garantizando que se adopten las medidas de control y prevención aplicables
a la producción, procesamiento y transporte de alimentos".
Por otra
parte, el Director del Departamento de Prácticas Mundiales de Alimentación y
Agricultura del Banco Mundial, Simeon
Ehui, advirtió que “La inocuidad de los
alimentos es un requisito de la seguridad alimentaria. Está vinculada,
directa o indirectamente, al logro de muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente los
dirigidos a poner fin al hambre y la pobreza, y promover la salud y el bienestar. La seguridad alimentaria y
nutricional se logra únicamente cuando los elementos esenciales de una dieta
saludable no dañan la salud los consumidores”.
Medidas para garantizar la inocuidad
alimentaria
Por toda su importancia e
implicaciones en la salud y bienestar de la población mundial, considero de
vital importancia seguir la guía
publicada por la ONU en la que se incluyen cinco medidas que deben observar
todas las partes implicadas en la cadena
de distribución alimentaria.
1.
Garantizar que los alimentos no son peligrosos
Los gobiernos deben asegurar la
inocuidad de los alimentos fomentando una agricultura y unos sistemas
alimentarios sostenibles, y apoyando la colaboración entre los sectores de la
sanidad pública, la sanidad animal y la agricultura, entre otros. Adicionalmente,
pueden seguir las normas dictadas por la Comisión del Codex Alimentarius.
2.
Cultivar sin riesgos
Los productores agrícolas y de
alimentos tienen que adoptar buenas prácticas minimizando el impacto ambiental
y adaptándose al cambio climático.
3.
Manipular los alimentos con cuidado
Las empresas deben garantizar que el
almacenamiento, transporte y procesado de alimentos sean efectuados de forma
inocua.
4.
Confirmar que sean inocuos
Los consumidores necesitan tener
acceso a información oportuna, clara y fiable de los riesgos nutricionales y
enfermedades asociadas con sus elecciones alimentarias. “Invertir en educar al
consumidor sobre la inocuidad alimentaria tiene el potencial de reducir las
enfermedades transmitidas por los alimentos y generar ahorros de hasta diez
veces por cada dólar invertido”.
5.
Trabajar simultáneamente
Tanto gobiernos, como los organismos
económicos regionales, las organizaciones de las Naciones Unidas, las agencias
de desarrollo, las organizaciones comerciales, los grupos de consumidores y
productores, las instituciones académicas y de investigación, y las entidades
del sector privado, han de colaborar de manera conjunta sobre los temas
relacionados con la inocuidad de los alimentos.