Por Mauro Libi Crestani
Posiblemente
hayas escuchado la frase “trabaja más inteligente, no más duro”, sin embargo,
se pueden hacer ambas cosas con el Método
de Planificación Rápida desarrollado por Tony Robbins, quien es un orador
motivacional y coach de negocios.
El RPM – por sus siglas en inglés – es más
que una alternativa a las típicas listas de pendientes, ya que se trata de un sistema de pensamiento, que si lo pones en práctica, te llevará a realizar
acciones orientadas a resultados e impulsadas por un propósito.
Con
este pequeño análisis podremos darle un sentido más específico al RPM, ya que
por cada inicial sabremos exactamente qué demos hacer:
R – Resultados: Piensa en lo que quieres lograr, ya que tu plan diario
debe estar enfocado en los resultados que esperas ver ahora y en el futuro. Si
puedes visualizar el resultado final y medir tu progreso a lo largo del camino,
tu planificación será mucho más efectiva.
P – Propósito: Piensa en por qué estás haciendo lo que haces, ya que el propósito
aporta motivación a tu plan, para que sientas esa emoción de hacer las cosas
cuando ya las hayas escrito. Para esto utiliza palabras detonantes, recuerda
que ella tiene poder y pueden convertirse en mantras que te repitas con el
objetivo de motivarte un poco más, sobre todo en los días difíciles.
M – Masivo: Genera el plan, toma tu propósito y crea acciones que te
lleven a los resultados que deseas. Escribe todos los elementos que creas
necesarios, haz una lluvia de ideas con todas las tareas, planes y pensamientos
que se te ocurran para convertir tus sueños en realidad. Cuando tengas tu plan
de acción masivo, organízalo y prioriza las tareas en función de su importancia
o de qué tan pronto deben completarse para llevar a cabo el resto del plan.
Así
es como muchos grandes empresarios llegaron a donde están hoy, todo se basa en
el pensamiento proactivo y productivo. Además, mientras consigas más herramientas que te ayuden a alcanzar
tu objetivo, aplícalas, prueba hasta
que halles la que te va mejor.
