Por: Mauro Libi Crestani
Ciertamente, los clientes son la parte más importante para la proyección de un negocio, sin embargo, no siempre tienen la razón como lo reza el dicho de Harry Gordon Selfridge, fundador de la tienda por departamentos Selfridge, en Londres.
Cada cliente es un universo y no se puede predecir su actitud. Hay algunos que drenan energía, recursos y hasta la rentabilidad. La clave está en encontrar las razones por las cuales tenemos estas personas complicadas y ganarnos su lealtad.
Pero cuidado, esto no debe repercutir en la manera en que el gerente o administrador del negocio lo trate, ya que todo cliente merece el esfuerzo, respeto y la mayor dedicación posible.
Solo queda seguir atendiendo a cada cliente con educación y amabilidad, siempre con la mejor disposición. Además, debemos estar atentos a cualquier situación que se presente y ser lo más objetivo posible.
Si tu cliente presenta alguna queja, escucha con atención, responde inmediatamente, muestra comprensión, ofrece disculpas, busca una solución y resuelve lo más rápido posible. Por último, asegúrate de
que el consumidor quedó conforme con
la resolución.