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viernes, 20 de septiembre de 2019

Inocuidad alimentaria, una responsabilidad compartida




Uno de los temas internacionales de actualidad que llaman mi atención y que está relacionado con nuestra labor en el Grupo Libi tiene que ver con la inocuidad de los alimentos vista como una responsabilidad compartida tanto por los productores como por los procesadores y consumidores.

Según los registros de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, cerca de 600 millones de personas enferman y 420.000 mueren debido al consumo de alimentos contaminados por bacterias, virus, parásitos o sustancias químicas. Además de los daños a la salud, provocan graves pérdidas económicas, especialmente a los países de ingresos bajos y medios.

Así mismo asegura que los alimentos nocivos obstaculizan el desarrollo de muchas economías de ingresos bajos y medios, causándoles pérdidas en productividad estimadas en 95.000 millones de dólares debidas a enfermedades, discapacidades y muertes prematuras. Todo dentro del negocio de la alimentación que mueve 1,6 billones dólares, lo que equivale al 10 por ciento del comercio total anual a nivel mundial.

La determinación por combatir esta amenaza ha llevado a que Naciones Unidas se haya erigido como líder de esta cruzada para fomentar la inocuidad alimentaria a través de dos de sus organismos: la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y la Organización Mundial de la Salud.


Inocuidad alimentaria como requisito para alcanzar los ODS

Para la magister Gloria Tropea, responsable de la licenciatura en Alimentos de la Universidad Católica de Cuyo UCCuyo, "La inocuidad de los alimentos -incluyendo el agua- es un requisito para la salud pública, y se refiere a la ausencia de todo tipo de peligro (biológico, físico y químico) en los mismos".

Recordó que “los peligros pueden llegar a los alimentos desde diversas fuentes -manipulador, ambiente, utensilios, agua, origen del alimento-, por malas prácticas en la producción primaria, mal uso de productos químicos -como aditivos, desinfectantes, plaguicidas y alergenos entre otros; la falta de controles durante el proceso o materias primas contaminadas, entre otras".

La especialista precisó que "Como punto de partida es importante comprender que las Buenas Prácticas Agrícolas BPA y las Buenas Prácticas de Manufacturas BPM son un conjunto de principios, normas y recomendaciones técnicas, que nos permiten controlar los peligros minimizando los riesgos de ocurrencia y garantizando que se adopten las medidas de control y prevención aplicables a la producción, procesamiento y transporte de alimentos".

Por otra parte, el Director del Departamento de Prácticas Mundiales de Alimentación y Agricultura del Banco Mundial, Simeon Ehui, advirtió que “La inocuidad de los alimentos es un requisito de la seguridad alimentaria. Está vinculada, directa o indirectamente, al logro de muchos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente los dirigidos a poner fin al hambre y la pobreza, y promover la salud y el bienestar. La seguridad alimentaria y nutricional se logra únicamente cuando los elementos esenciales de una dieta saludable no dañan la salud los consumidores”. 


Medidas para garantizar la inocuidad alimentaria

Por toda su importancia e implicaciones en la salud y bienestar de la población mundial, considero de vital importancia seguir la guía publicada por la ONU en la que se incluyen cinco medidas que deben observar todas las partes implicadas en la cadena de distribución alimentaria.

1. Garantizar que los alimentos no son peligrosos
Los gobiernos deben asegurar la inocuidad de los alimentos fomentando una agricultura y unos sistemas alimentarios sostenibles, y apoyando la colaboración entre los sectores de la sanidad pública, la sanidad animal y la agricultura, entre otros. Adicionalmente, pueden seguir las normas dictadas por la Comisión del Codex Alimentarius.

2. Cultivar sin riesgos
Los productores agrícolas y de alimentos tienen que adoptar buenas prácticas minimizando el impacto ambiental y adaptándose al cambio climático.

3. Manipular los alimentos con cuidado
Las empresas deben garantizar que el almacenamiento, transporte y procesado de alimentos sean efectuados de forma inocua.

4. Confirmar que sean inocuos
Los consumidores necesitan tener acceso a información oportuna, clara y fiable de los riesgos nutricionales y enfermedades asociadas con sus elecciones alimentarias. “Invertir en educar al consumidor sobre la inocuidad alimentaria tiene el potencial de reducir las enfermedades transmitidas por los alimentos y generar ahorros de hasta diez veces por cada dólar invertido”.

5. Trabajar simultáneamente
Tanto gobiernos, como los organismos económicos regionales, las organizaciones de las Naciones Unidas, las agencias de desarrollo, las organizaciones comerciales, los grupos de consumidores y productores, las instituciones académicas y de investigación, y las entidades del sector privado, han de colaborar de manera conjunta sobre los temas relacionados con la inocuidad de los alimentos.