lunes, 23 de diciembre de 2019

Proteínas vegetales para frenar el cambio climático



Alimento saludable en un entorno saludable parece ser la consigna que marcará al próximo 2020. Al menos eso se desprende del hecho mismo en que las consecuencias del cambio climático están afectando a los cultivos y los alimentos que consumimos. Lo que nos obliga revisar nuestra dieta y hábitos de consumo.

Parte de esos cambios significativos está en el consumo de proteína animal. Todos los alimentos necesitan agua y energía independientemente de si son transformados o no durante el proceso, pero son los alimentos a base de proteínas animales los que hacen un uso más intensivo de estos recursos y por lo tanto, tienen un mayor impacto en el medio ambiente.

“Los alimentos de origen vegetal y por lo tanto, su consumo, tienen un menor impacto sobre el cambio climático. Si lo comparamos con la producción de alimentos de origen animal producen menos gases de efecto invernadero”, así lo refrenda la nutricionista Laura González.

Para la especialista, el cultivo es una pieza clave para la fertilidad de la tierra y estos alimentos necesitan menos recursos para su producción que los de origen animal.

Y lo explica en estos términos: “Para producir un kilo de lentejas, se necesitan 1250 litros de agua mientras que para producir un kilo de pollo son necesarios 4300 litros”, compara.

Esas proteínas vegetales las encontramos en cereales como la avena, la espelta, la quinoa, el trigo, el amaranto, el trigo sarraceno, el centeno, o el mijo, entre otros. Lo mismo que en oleaginosas, semillas, frutos secos y vegetales de hoja verde.

“En el estudio The Lancet “Alimentos, Planeta y Salud” – prosigue la nutricionista - se indica que los sistemas de producción de alimentos provocan aproximadamente entre el 25-30 % del efecto invernadero, por lo tanto, la alimentación influye en el cambio climático y este a su vez afecta a la agricultura porque sube la temperatura promedio, se producen cambios bruscos en las lluvias, mayor número de inundaciones… que influyen en plantaciones y cultivos y en la producción de alimentos”.

Por otro lado, el cambio climático no solo afecta la supervivencia de determinadas especies animales, también pone en el punto de mira la disponibilidad de algunos alimentos, lo que supone un grave riesgo para nuestra salud, añade la nutricionista.

¿Cómo frenar el cambio climático?

La especialista en nutrición enfatiza en que frenar esta situación crítica para nuestro planeta está en nuestras manos. “Las grandes empresas pueden tener un impacto positivo muy grande”, pero como ciudadanos, también podemos contribuir con pequeños gestos a frenar el cambio climático reduciendo el uso de energía.

Podemos, por ejemplo, comprar electrodomésticos con etiquetas de eficiencia energética. “Una vez en casa a la hora de cocinar procurar no abrir el horno y mantener las cazuelas tapadas durante la cocción, utilizar el fogón del tamaño adecuado a la sartén y que no sea más grande, evitar meter en la nevera comida que aún esté caliente o abrir la puerta de la nevera lo mínimo y durante el menor tiempo posible” son algunos de los consejos que Laura González propone para reducir los efectos del cambio climático.

lunes, 16 de diciembre de 2019

26 acciones que puedes hacer para alcanzar los ODS


Mauro Libi Crestani

Si bien es cierto que los grandes problemas de la humanidad requieren del esfuerzo colaborativo de gobiernos, emporios financieros y un sinfín de instituciones internacionales, no es menos cierto que esa realidad no te excluye para avanzar hacia su solución.

Gran parte de esas soluciones se resumen en los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), un manifiesto suscrito por líderes mundiales en 2015 para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad para todos como parte de una nueva agenda de desarrollo sostenible.

Todos podemos sumar energías y voluntades ahora mismo para lograr estos objetivos. Por eso te invito a que hagas la diferencia y te incorpores a esta gran cruzada mundial por el bienestar de los pueblos con estas sencillas y cotidianas prácticas:

1.-Ahorra electricidad conectando los electrodomésticos a una regleta y apagándolos por completo cuando no estén en uso, incluida la computadora.

2.- Solicita a sus autoridades locales y nacionales que participen en iniciativas que no perjudiquen a las personas ni al planeta. También puedes expresar tu apoyo al Acuerdo de París y pedirle a tu país que lo ratifique o lo firme si aún no lo ha hecho.

3.- Chequea y presiona a tus marcas favoritas. Infórmate sobre sus acciones de responsabilidad social y haz uso de tu poder como consumidor para llamar su atención sobre temas sociales y ambientales que te preocupan.

4.- Seca al aire. Deja que tu cabello y tu ropa se sequen naturalmente en lugar de usar una máquina. Si lavas tu ropa, asegúrate también de que la carga esté llena.

5.- Come menos carne, pollo y pescado.

6.- Congela los productos frescos y las sobras si no tienes la oportunidad de comerlas antes de que se deterioren.

7.-Compostaje: el compostaje de restos de comida puede reducir el impacto climático y al mismo tiempo reciclar nutrientes.

8.-Reciclar papel, plástico, vidrio y aluminio evita que los vertederos crezcan.

9.-Compra productos mínimamente empaquetados.

10.- Reemplaza los electrodomésticos viejos con modelos de bajo consumo y usa bombillos eléctricos ahorradores.

11.- Evita abrir el refrigerador cuando no es necesario. Este electrodoméstico emite grandes cantidades de CO2 cada vez que dejas la puerta abierta.

12.-Desconecta los aparatos eléctricos cuando salgas de vacaciones o te encuentres fuera por largos periodos de tiempo.

13.- Compra de manera inteligente: planifica las comidas, usa listas de compras y evita las compras impulsivas.

14.- Compra solo mariscos y otros alimentos que provengan de fuentes sostenibles. Ahora hay muchas aplicaciones que te dirán qué es seguro consumir.

15.-Trasládate en bicicleta, camina o usa el transporte público. Ahorra los viajes en automóvil para cuando tenga un grupo grande.

16.-Usa una botella de agua recargable y una taza de café. Reduce el desperdicio y los establecimientos ahorrarán en desechables.

17.-Trae tu propia bolsa cuando compres. Deja aún lado la de plástico y comienza a llevar tus propias bolsas reutilizables.

18.-Utiliza menos servilletas de papel. Toma justo lo que necesitas.

19.- Acércate a las tiendas vintage. Nuevo no es necesariamente el mejor. Ve lo que puede reutilizar en tiendas de segunda mano.

20.-Mantén a tono tu auto. Un automóvil bien sintonizado emitirá menos humos tóxicos.

21.-Dona lo que no usas. Las organizaciones benéficas locales le darán una nueva vida a tu ropa, libros y muebles usados con suavidad.

22.-Separa la basura en los lugares públicos. Identifica los contenedores para cada tipo de basura y respeta su clasificación.

23.- Asegúrate de que tu empresa utilice tecnología de calefacción y refrigeración de bajo consumo y ajuste el termostato, más bajo en invierno, más alto en verano.

25.- Trata de reducir los desechos, ya que la mayoría de ellos terminan en nuestros océanos.

26.- Motiva a tu empresa a trabajar con la sociedad civil y a encontrar formas de ayudar a las comunidades locales a alcanzar los objetivos.

martes, 10 de diciembre de 2019

Alimentación ecológica para contrarrestar el cambio climático



A propósito de la Cumbre del Clima de la ONU (COP25),  varias corporaciones, empresas e instituciones están elevando su voz para que se tomen medidas urgentes que impulsen la transición a modelos alimentarios ecológicos como un “antídoto” viable y efectivo frente al cambio climático.

Y no podría ser de otra manera, si tomamos en cuenta que la suma de todos los eslabones del sistema alimentario son los que producen la mitad de las emisiones de Gases Efecto Invernadero (GEI) generados.

Siendo la alimentación básica y primordial para la vida humana, es preciso entonces estimar a la producción ecológica como un factor clave que puede aportarnos soluciones, no solo para reducir la emisión de GEI, sino también para aminorar el impacto que los cambios en el clima tienen en la producción agropecuaria.

Si hablamos de agricultura ecológica, en ella no se utilizan fertilizantes de síntesis y se necesita gestionar mejor los aportes nitrogenados para evitar la aparición de plagas de difícil control.

Además, el compostaje disminuye globalmente la emisión de los GEI que se producen en el manejo del estiércol. Tampoco debe olvidarse la capacidad de secuestrar carbono en los suelos, tal y como lo llevan haciendo hace años los/as agricultores/as ecológicos con la fertilización orgánica.

En cuanto a la ganadería ecológica, esta ayuda a reducir la carga ganadera (número de cabezas) y basa la alimentación de los animales en recursos locales, disminuyendo las necesidades de importar productos como la soja o el maíz desde otras latitudes.

Tanto la agricultura como la ganadería ecológica promueven el consumo mayoritario de alimentos frescos, de temporada y de proximidad, ecológicos, la reducción del consumo de carne, el reciclaje de residuos orgánicos para la obtención de compost y la minimización del desperdicio alimentario, factores primordiales para contrarrestar el cambio climático.


Momento crucial para tomar decisiones trascendentes para las próximas generaciones

En el COP 25, jefes de estado, funcionarios climáticos, organizaciones no gubernamentales, grupos juveniles, movimientos locales y otros actores no estatales expondrán sus puntos de vista y aportarán ideas que ayuden a frenar la emergencia climática.

Según los conocedores de la materia, los próximos 14 meses son críticos para controlar las emisiones de gases de efecto invernadero, que alcanzaron un récord en 2018. Según el Acuerdo de París, los gobiernos acordaron actualizar sus planes climáticos para 2020.

Así mismo, la COP 25 constituye  un momento crucial para revisar el Mecanismo Internacional de Varsovia para Pérdidas y Daños y comenzar a implementar un sistema justo para mejorar la resiliencia climática de los más necesitados.

En ella, los países negociarán planes más ambiciosos para limitar el calentamiento global a 1.5 ° C, de acuerdo con el Acuerdo de París.

De allí la importancia de que tanto los estados como las organizaciones propongan y se comprometan a cumplir acciones climáticas donde la producción ecológica y los modelos de consumo agroecológico sean considerados como parte de la solución, apoyados en los modelos de producción ecológicos que están dando excelentes resultados en todo el mundo.

Las decisiones que se tomen en esta cumbre no pueden dejar a un lado el importante papel que el modelo alimentario tiene para revertir la emergencia climática y los acuerdos así deben reflejarlo.

Por todo esto es menester que a partir de la COP25 y de cara al 2020 comencemos a trabajar con unas directrices muy claras para facilitar una transición ecológica que favorezca sistemas alimentarios justos y sostenibles con la vida de nuestro planeta y con la vida humana.